El sol brilla en Taipéi desde primera hora de la mañana, otorgando un comienzo resplandeciente a una democracia renovada, por más que la amenaza permanezca sombría e inexorable. Las premisas son de sobra conocidas: China considera a la isla, independiente ‘de facto’, una provincia rebelde a la que nunca ha renunciado a someter por la fuerza. Pero en las elecciones de este sábado la ciudadanía ejercitó su libertad en peligro para ensalzar al soberanista William Lai Qing-te , líder del Partido Democrático Progresista (PDP) , como próximo presidente. Su victoria alcanza cada esquina del planeta, como lo haría un hipotético conflicto, y configura un nuevo punto de partida. El régimen chino apenas tardó unos minutos en desdeñar el veredicto de… Ver Más
Source: abc internacional