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La tensión marca el encuentro entre Biden y Xi Jinping en San Francisco

La tensión marca la relación entre EE.UU. y China y, pese a las buenas palabras y las intenciones expresadas de evitar que acaben en conflicto , los líderes de las dos grandes potencias globales no pudieron evitar que marcara también la cumbre del miércoles entre Joe Biden y Xi Jinping en San Francisco. El escenario no contribuyó a relajar la atmósfera del encuentro entre presidentes. Era un día plomizo en la ciudad californiana, tomada por fuerzas de seguridad, vaciada en buena parte del centro de vecinos y oficinistas, con multitud de calles cortadas y con protestas a la cumbre de la APEC -el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, en sus siglas en inglés- y a la presencia de Xi. El presidente chino fue recibido por Biden en Filoli, una mansión histórica cerca de la Universidad de Stanford. Paró la limusina de Xi en la puerta de la entrada, donde le esperaba su homólogo estadounidense. Fue un saludo amable, pero sin grandes aspavientos y sin la profusión de banderas de otras ocasiones. Se dieron la mano, subieron con lentitud los escalones hasta la puerta, se volvieron a dar la mano y desaparecieron. Una coreografía discutida entre asesores hasta la saciedad, dentro del objetivo principal de la cumbre: estabilizar las relaciones entre China y EE.UU., no empeorarlas. Noticia Relacionada estandar No La hegemonía de China como la fábrica tecnológica del mundo se tambalea Alexia Columba Jerez Además del impacto del ‘Covid Cero’, distintos problemas económicos y sociales han diluido el poder del ‘Made in China’, y las firmas innovadoras lideran la fuga hacia destinos vecinos Breves palabras Tras el saludo, Xi y Biden se sentaron en una mesa larga, escoltados por sus principales asesores, y dieron unas breves palabras donde reconocieron sus diferencias pero enfatizaron la necesidad de que la relación no siga el camino del deterioro , como ha ocurrido en los últimos años, entre guerras comerciales, sanciones cruzadas, encontronazos militares en el Pacífico, acusaciones mutuas y vacío diplomático. En uno de los peores años para la relación entre ambas potencias -el globo espía chino derribado en territorio estadounidense, el apoyo de Xi a la invasión de Ucrania, las sanciones tecnológicas al gigante asiático-, ambos líderes buscaron rebajar la tensión con palabras encorsetadas pero amables. «Debemos asegurar que nuestra competencia no derive en conflicto», le dijo Biden, que reconoció que «aunque no siempre estemos de acuerdo», sus encuentros con Xi son «sinceros, directos y útiles». El presidente chino defendió que, pese a las diferencias, problemas y fricciones entre ambos países, « darnos la espalda no es una opción . No es realista que un lado quiera remodelar al otro y el conflicto y la confrontación tienen consecuencias insoportables para ambos». Era la primera vez en un año que Biden y Xi se escuchaban el uno al otro. Lo hicieron por última vez en persona en la cumbre del G-20 de hace un año y desde entonces ni siquiera habían descolgado el teléfono, en una muestra del deterioro de las relaciones. Energía renovable Antes del encuentro, ambos Gobiernos anunciaron un acuerdo de las dos potencias para triplicar la generación de energía renovable de aquí a 2030 y «acelerar la sustitución de generación por carbón, petróleo y gas». Era la primera vez en un año que Biden y Xi se escuchaban el uno al otro Era uno de los acuerdos de bajo perfil que se esperaba que surgieran de la cumbre, como también otros relacionados con comunicación militar -restablecimiento de los canales oficiales después de que los cortara China el año pasado por la visita a Taiwán de Nancy Pelosi-, con inteligencia artificial -un compromiso para que no se utilice en programas nucleares- o con la epidemia de fentanilo en EE.UU. -regular la producción en China de las sustancias que componen este opiáceo-. Cualquier gran acuerdo en los asuntos que dominan las tensiones -guerra comercial y tecnológica, ambición territorial china en el Pacífico, el futuro de Taiwán- no estaba en las quinielas, pero ese no era el objetivo. Xi y Biden ambos en situaciones de aprieto -el chino por la situación económica en su país, el estadounidense por las malas perspectivas para su reelección-, se contentaban con salir de San Francisco con una intención mutua de no empeorar las cosas.
Source: abc internacional

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