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Triple empate entre socialdemócratas, conservadores y la ultraderecha en las elecciones de Finlandia

En las últimas elecciones parlamentarias de 2019, los tres mayores partidos quedaron separados por menos de un punto porcentual. Este domingo, con el 70% de los votos contabilizados , al cierre de esta edición, los conservadores del Partido de la Coalición Nacional de de Petteri Orpo empataban el recuento con los socialdemócratas de Sanna Marin en el 20 por ciento, mientras que el partido populista de derecha Los finlandeses, de Riikka Purra, llegaba por momentos a superar a los dos anteriores, tocando el 20,1 por ciento. Esto significa que Finlandia deberá afrontar ahora largas y duras negociaciones de coalición y que Sanna Marin , la primera ministra socialdemócrata, que gobernaba con una coalición de cinco partidos, difícilmente podrá reeditar esa fórmula. «Estoy muy agradecida por todos los votos que se han contabilizado hasta ahora», dijo Sanna Marin a su llegada al parlamento. «Vamos a tomarnos un tiempo, pero es muy buen comienzo», apuntó con satisfacción el opositor conservador Orpo. «El suspense durará mucho tiempo», auguró Purra. Tradicionalmente, el partido con más peso en el parlamento tiene la primera oportunidad de construir un gobierno, y desde la década de 1990, ese partido siempre ha reclamado la oficina del primer ministro. Varios partidos han descartado durante la campaña electoral la cooperación con los populistas de derecha, incluida Marin. Noticia Relacionada estandar No Finlandia afronta unas elecciones cruciales como la reválida de Sanna Marin Rosalía Sánchez El país, que será la última frontera de la OTAN con Rusia, mañana vota en un contexto de inflación y rearme Para lograr una mayoría, es probable que el ganador dependa de otro de los partidos grandes y de al menos uno de los partidos medianos y pequeños, lo que sitúa al Partido de Centro en una posición privilegiada. Otra de las apresuradas lecturas de la jornada electoral es que Finlandia, como anteriormente lo hizo Suecia aunque en un movimiento menos drástico, está girando hacia la derecha. Marin ha gozado de una campaña electoral de ensueño, con la ratificación por parte de Turquía de la entrada del país en la OTAN , último obstáculo, y con la oportuna publicación del Informe Mundial sobre la Felicidad, que ha vuelto a retratar a los finlandeses como los humanos más felices sobre el planeta. Pero aún así no ha logrado superar la votación que obtuvo en 2019 su predecesor, Antti Rinne, y sus socios acusan la polarización de la que se ha servido para mantener la iniciativa en el debate público. La segunda fuerza de centro-izquierda, el Partido de Centro, ya ha rechazado una posible continuación de la coalición y ha anunciado sus intenciones de reorientarse más hacia la derecha en sus asociaciones, decepcionado por la experiencia. Los tres socios menores restantes, los Verdes, la Izquierda y el Partido Popular Sueco , no podrán compensar esa pérdida y el beneficiario de la ruptura podría ser fácilmente el Partido de la Coalición Nacional (KOK). Posible coalición en la derecha A la pregunta sobre si puede preverse una coalición formada por KOK y Los Finlandeses (PS), Timo Miettinen, politólogo de la Universidad de Helsinki responde que «son muy cercanos en asuntos económicos, pero difieren mucho en temas relacionados con la inmigración, la protección del clima y los derechos humanos». A pesar de las diferencias, considera que «una coalición es posible» . A diferencia de sus homólogos suecos, que por primera vez han asumido poder tras las últimas elecciones, Los Finlandeses ya tienen experiencia de gobierno: hace ocho años formaron parte de una coalición con los conservadores. No se rompería ningún tabú, pero sí supondría un desplazamiento hacia la derecha de calado. Su ex presidente, Jussi Halla-Aho , fue incluso condenado por sedición. Considera que el Islam es una «religión pedófila» y ha defendido abiertamente una «mentalidad de Finlandia primero». Su sucesora, Riika Purra, ofrece un perfil más reconocible de estadista, pero sus posturas sobre inmigración son igualmente radicales. A diferencia de KOK, se opone a la inmigración como solución a los problemas del mercado laboral finlandés, que sufre una carencia crónica de trabajadores cualificados, y atribuye a los inmigrantes la creciente violencia y protagonismo en las calles de las pandillas, que durante la pasada legislatura ha llevado a índices de criminalidad desconocidos en la Finlandia contemporánea: se ha llegado a contar un muerto por semana en promedio. Sin embargo, la economía finlandesa requiere de trabajadores extranjeros. En algunas regiones, hasta el 60% de los puestos de trabajo permanecen vacantes y bajo el gobierno de Sanna Marin la situación ha empeorado. El líder conservador Petteri Orpo, por su parte, ha defendido en campaña la inmigración selectiva de trabajadores cualificados y una significativa reducción de los beneficios sociales en miles de millones de euros, como incentivo para que la población acceda a trabajar. La relación entra la deuda y el producto interior bruto de Finlandia ha aumentado desde el 64 por ciento de 2019 al 73 por ciento actual, y Orpo quiere abordar la cuestión reduciendo el gasto público en 6.000 millones de euros. Esa voluntad de devolver los presupuestos generales a la senda del ahorro y la lucha contra la galopante deuda pública unen a estos dos partidos, además de posiciones que mantendrían en Bruselas, más afines a la austeridad y más estrictas con los criterios de endeudamiento. Todos los analistas coinciden en que la inflación fuera de control ha beneficiado a la derecha populista, al igual que la nueva situación de seguridad, a raíz de la invasión rusa de ucrania.
Source: abc internacional

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