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Peleas, pizza y llamadas de Trump: así se superó el esperpéntico bloqueo en el Capitolio

Pasaban dos minutos de las once y el diputado republicano Mike Rogers parecía no poder más, tras tres días de bloqueo absoluto en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Al filo de una bancada en la que se sentaban los rebeldes de su partido que se negaban a acatar la disciplina de partido, la cara se le enrojeció, dobló el torso hacia adelante y señaló con el índice izquierdo a Matt Gaetz, uno de los líderes de esta insurrección. Parecía que fuera a saltarle encima y para evitar que llegaran a las manos, un compañero de filas, Richard Hudson , vino por detrás, le tapó la boca y se lo llevó. El caos que reinaba en la Cámara de Representantes la noche del 6 de enero era absoluto, un espectáculo digno de una película de ficción, o más del gusto del parlamento británico o incluso italiano. La pizza llegaba en cajas de cartón rojas a los despachos; los padres noveles y sin niñera votaban con sus niños al brazo, y otros pasaban las horas sentados, leyendo novelas y hasta ensayos de autoayuda como ‘El arte de que todo te importe un carajo’. Por un voto, uno solo, había fracasado el candidato republicano Kevin McCarthy en su decimocuarto intento de hacerse con la presidencia de la Cámara de Representantes, y parecía que todas sus concesiones y humillaciones habían desembocado en un estrepitoso fracaso. Sus señorías, agotadas, sin nada que hacer ante el hecho de que a partir de ya mismo dejarían hasta de recibir su salario, parecían resignadas a parar y seguir el lunes. Noticia Relacionada estandar No Kevin McCarthy, elegido presidente de la Cámara de los Representantes: los republicanos ponen fin a un bloqueo agónico en EE.UU. David Alandete En la decimoquinta votación, el candidato oficialista gana la presidencia de la Cámara de Representantes En un momento, la diputada republicana Marjorie Taylor Greene, que hasta hace nada era la musa populista y en semanas recientes se ha moderado, se paseaba agitando un teléfono, que iba ofreciendo a los insurrectos. Por la mirilla de las cámaras fotográficas de largo alcance, los reporteros gráficos captaron la pantalla: era una llamada de ‘D.T.’, el capo, Donald Trump. Parecía que el expresidente, líder espiritual del reducto rebelde, pasaba finalmente a la acción, después de limitarse a mandar comunicados pidiendo unidad con la boca pequeña. Efecto Trump Las llamadas de Trump tuvieron un efecto inmediato. El líder rebelde Gaetz se levantó, caminó hasta McCarthy, el candidato al que juró destruir, y le cogió por el brazo con una mirada que parecía conciliadora. Alivio republicano . «¡Una más!» , gritó el grupo parlamentario desde la bancada, como quien pide al pinchadiscos una última canción al cierre del local. Los últimos rebeldes se abstuvieron. McCarthy ganó con 216 votos, el mínimo imprescindible para lograr la presidencia de la cámara. En cuestión de minutos recibió el simbólico mallete y comenzó tras tres días de bloqueo el curso judicial número 118 de la historia de EE.UU. Mientras McCarthy se dirigía a la nación, a unas horas intempestivas, su equipo le preparaba el despacho. Al salir ya pasada la 01.00 de la madrugada del sábado, sobre el gran despacho junto al hemiciclo ya colgaba el cartel de madera nueva, recién grabada: «Kevin McCarthy, presidente de la Cámara». Ahora falta ver cuánto le dura, dado que una de sus grandes claudicaciones ha sido la posibilidad de someterse a una moción de confianza de forma casi permanente.
Source: abc internacional

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