Ante las históricas protestas contra la política de Covid cero que sacuden China, el Partido Comunista emplea una versión renovada del palo y la zanahoria: con una mano acerca amenazante la porra policial, con otra aleja conciliador el bastoncillo de las pruebas PCR. Por medio de esta maniobra trata de lidiar a la vez con el peor rebrote desde el comienzo de la pandemia y una sociedad en rebeldía que ha perdido el miedo; confluencia de factores que resulta en la mayor crisis de legitimidad en décadas. Las sublevaciones populares continuaron ayer noche en la ciudad meridional de Cantón . Allí, antidisturbios ataviados de cabeza a pies con trajes EPI blancos avanzaban en formación tortuga entre barricadas derribadas por los amotinados, varios de los cuales fueron detenidos tras la embestida. Estas revueltas tuvieron lugar en el céntrico distrito de Haizhu, donde hace dos semanas ya se produjeron altercados similares. Tras la violencia han llegado las primeras concesiones . Las autoridades han anunciado hoy retiradas menores, aunque significativas, de las restricciones imperantes en varias zonas de la ciudad. «Los confinamientos deben implementarse con rapidez y concluir a su debido tiempo para minimizar los inconvenientes que las medidas de control causan al público», ha apuntado Zhang Yi , subdirectora de la Comisión de Salud de Cantón. Noticia Relacionada estandar Si China sufre dos años y medio perdidos en pruebas masivas y campos de aislamiento Pablo M. Díez En lugar reforzar la sanidad, Pekín lanzó medidas que han asfixiado la economía La reforma, y su negociación implícita , llega el mismo día que Cantón encabeza la lista de provincias chinas con más contagios en las últimas veinticuatro horas: 8.754 en un total de 37.612; discordancia que evidencia el impacto causal de las protestas, a las que la portavoz gubernamental no ha dedicado mención alguna. Una tímida retirada El organismo municipal también ha adelantado que, a partir de ahora y de acuerdo a ciertos condicionantes, los contactos próximos de infectados podrán cumplir con la cuarentena preventiva en sus domicilios. Además, los testeos masivos dejarán paso a pruebas limitadas a personas de riesgo. Otras ciudades como Pekín y Chongqing también han tomado iniciativas similares. En el caso de la capital, la exención beneficia a niños, ancianos y personas que trabajan o estudian de manera remota: gran parte de los residentes, en la práctica, dado el semiconfinamiento que desde hace semana y media conlleva el cierre de oficinas, colegios y todo tipo de locales comerciales. La exigencia de realizar una prueba cada tres días se había convertido, de este modo, en un riesgo recurrente para una población que apenas sale de sus hogares. Pero, al mismo tiempo, supone abandonar un pilar fundamental del modelo sanitario , pues permite detectar nuevos focos en su etapa temprana y, por tanto, minimizar el impacto de las restricciones. Su retirada alivia la situación en el corto plazo pero la agravará en el largo, y constituye un indicio revelador de que la política de Covid cero en su forma actual tiene los días contados. El rebrote ha cruzado el punto de no retorno , y la sociedad ha demostrado no estar dispuesta a asumir las restricciones vigentes, mucho menos un recrudecimiento de las mismas. Esto coloca a China ante una reapertura más o menos controlada, pero forzosa. Caza del disidente El férreo despliegue policial ha frustrado el desarrollo de las manifestaciones que durante el fin de semana alcanzaron veinte de las principales urbes del país. Ahora, las fuerzas de seguridad ejecutan una campaña de búsqueda y captura para localizar a los ciudadanos que participaron en ellas. ABC ha conocido de primera mano el caso de un asistente a las protestas que, tras recibir múltiples llamadas telefónicas, fue recogido en su domicilio a altas horas de la noche y conducido a comisaría para detallar su implicación . Esta vivencia presenta un patrón similar con muchas otras recogidas por medios internacionales. En esta persecución, las autoridades cuentan con el apoyo del inmenso aparato estatal de videovigilancia , cuyas ubicuas cámaras están dotadas con tecnología de reconocimiento facial, así como un acceso digital casi absoluto. Esto ha dificultado cualquier intento de coordinación por parte de los manifestantes, quienes recurren a canales alternativos como aplicaciones para ligar o plataformas occidentales, a las que acceden gracias a redes privadas virtuales. Al mismo tiempo, la censura opera sin descanso borrando todo rastro de lo sucedido. Durante las movilizaciones del pasado domingo en Pekín , varios agentes de Policía retuvieron a este corresponsal tras presenciar un arresto y exigieron la eliminación de las imágenes. La propaganda, por su parte, responsabiliza a la «influencia extranjera». Chen Wenqing, responsable de la Comisión Política y Legal Central que supervisa el cuerpo policial y de inteligencia, ha proclamado que China pondrá coto a «la infiltración y actividades de sabotaje de fuerzas hostiles» y no tolerará «actos criminales que alteren el orden social». «Me gustaría preguntarles», gritaba megáfono en mano este domingo un manifestante indignado en Pekín, «Esas fuerzas extranjeras, ¿son Marx y Engels? ¿Es Stalin? ¿Es Lenin? ». «Todos los que estáis aquí, ¿han sido fuerzas extranjeras quienes os han dicho que vinierais?», continuaba. «¡No!», coreaba la multitud a su alrededor.
Source: abc internacional