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Blinken exige a su colega, Lavrov, una rápida desescalada militar en la frontera

Los contactos diplomáticos entre EE.UU. y Rusia sobre la situación en Ucrania se repiten sin que se produzcan avances ni se relaje la tensión en Europa del Este. Este martes fue el turno de los jefes de la diplomacia de ambos países, Antony Blinken y Serguéi Lavrov, que mantuvieron una conversación telefónica en la que ambas partes insistieron en sus posiciones.

El secretario de Estado de EE.UU. exigió al ministro de Exteriores ruso que si Moscú no tiene de verdad intención de invadir Ucrania -como ha insistido el Kremlin hasta la saciedad- debería entonces dar el paso de retirar tropas de la frontera con Ucrania para rebajar la tensión.

«Seguimos escuchando las garantías de Rusia de que no planea una invasión, pero sin duda las acciones que vemos dicen lo contrario, con un refuerzo continuado de tropas y armamento pesado en la frontera», aseguraron fuentes anónimas de la Casa Blanca a los medios de comunicación tras la llamada.

La Administración Biden asegura que Rusia acumula cien mil soldados en las regiones fronterizas con Ucrania, que ese refuerzo militar no se ha detenido y que tiene intención de movilizar otros treinta mil soldados en Bielorusia, cuya frontera está a solo dos horas de Kiev, la capital ucraniana.

«Si el presidente Putin de verdad no tiene intención de invadir o buscar un cambio de régimen», dijo Blinken a Lavrov en la llamada según estas fuentes, «entonces el momento es ahora para retirar tropas y armamento pesado e involucrarse en negociaciones que puedan mejorar la seguridad colectiva en Europa».

Movimientos de tropas
Lavrov insistió en la negativa de que Rusia quiera atacar y defendió que no hay una escalada militar, como denuncia la Casa Blanca. Se trata simplemente de movimientos de tropas dentro de sus fronteras. Las maniobras militares con Bielorrusia han sido planeadas con anterioridad y no están relacionadas con ninguna ofensiva contra Ucrania, ha asegurado el Kremlin con anterioridad.

La llamada se produjo un día después de un choque áspero entre EE.UU. y Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el que los embajadores respectivos intercambiaron reproches a la luz pública. La conversación de Blinken y Lavrov, según EE.UU., duró treinta minutos y fue «profesional y franca». Pero, al igual que en la reunión en la ONU, no provocó ningún progreso, en una situación bloqueada: para una desescalada en la tensión, Moscú exige compromisos por escrito de que Ucrania no entrará en la OTAN, algo que Washington se niega a conceder.

El secretario de EE.UU. «volvió a reiterar el compromiso de EE.UU. con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, así como el derecho de todos los países a decidir sobre su propia política exterior y sobre sus alianzas».
Source: abc internacional

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