Joe Biden cumplió este miércoles el plazo concedido por Vladimir Putin para responder a un ultimátum sobre la OTAN y Ucrania, y envió por medio de su embajador en Moscú una carta al Kremlin en la que no aceptó ninguna de las condiciones rusas. Para evitar la invasión de Ucrania, el Gobierno ruso pidió, entre otras cosas, que la Alianza Atlántica suspenda todos los planes de membresía, no solamente con Ucrania, sino de antiguas repúblicas o satélites soviéticos y también debería poner fin a cualquier despliegue o ejercicio militar conjunto cerca de las fronteras rusas.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, confirmó el mismo miércoles que la Administración Biden había enviado esa respuesta. La misiva fue enviada en persona por el embajador de EE.UU. en Rusia, John Sullivan, al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
Blinken no quiso comentar los detalles de la carta en una comparecencia pública en la sede del Departamento de Estado en Washington, pero dejó claro que esa respuesta no incluye ninguna postura diferente a la que EE.UU. ya ha defendido en las últimas semanas.
La OTAN, por lo tanto, mantiene su política de puertas abiertas, y no vetará a ningún país. Ucrania ha solicitado el ingreso, pero no hay planes de todos modos de este se produzca en un futuro inmediato. Una de las quejas de Putin es que al caer la URSS, los países occidentales dieron a Moscú garantías de que la OTAN no se expandiría hacia el este, algo que el último jefe de estado soviético, Mijail Gorbachov, ha negado repetidamente. El secretario Blinken dijo ayer que espera hablar con su homólogo, el ministro Lavrov, en los próximos días y que, mientras tanto, espera que los rusos mantengan las propuestas escritas en secreto.
«El documento que hemos trasladado incluye las preocupaciones de EE.UU. y nuestros aliados sobre las acciones de Rusia que afectan a la seguridad, una evaluación pragmática y con principios de las preocupaciones que Rusia ha manifestado y nuestras propias propuestas en áreas donde podemos encontrar consenso», dijo el secretario de Estado.
Estas propuestas tienen que ver con «la posibilidad de medidas de transparencia recíproca sobre las posturas de fuerza en Ucrania, así como medidas para incrementar la confianza en lo referente a ejercicios militares y maniobras en Europa y otras áreas de posible progreso, como control de armamento en lo relacionado con la presencia de misiles en Europa».
El presidente Biden no aclaró tampoco el contenido de la carta en una comparecencia que tuvo ayer en la Casa Blanca para hablar de economía con consejeros delegados de grandes empresas norteamericanas. Fuentes de la Casa Blanca sí dijeron que la respuesta incluye propuestas para mejorar relación entre Rusia y Occidente y sobre la ubicación de sistemas de misiles en Europa, además de la reanudación y renovación de varios acuerdos de desarme entre Washington y Moscú.
Además el Pentágono puso el lunes en alerta a 8.500 soldados estadounidenses por un posible despliegue en Europa del Este y ante el aumento de la tensión en Ucrania. El secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, ordenó a las tropas que estén preparadas para el despliegue inmediato. Las tropas estadounidenses se encargarían, si se movilizan, de reforzar a la Fuerza de Respuesta de la OTAN, pero el mismo Pentágono dijo por medio de un portavoz que el presidente Biden también ha dicho que quiere estar preparado para cualquier otra contingencia.
El martes, Biden matizó que EE.UU. «no tiene intención» de enviar tropas propias o fuerzas de la OTAN a Ucrania, aunque advirtió de «graves consecuencias» si se produce una invasión rusa en Ucrania. «Todos, desde Polonia y más allá, tienen motivos para estar preocupados por lo que sucedería y los efectos indirectos que podrían darse. No tenemos intención de poner fuerzas estadounidenses o fuerzas de la OTAN en Ucrania, pero habrá graves consecuencias económicas», dijo el presidente durante una visita a una tienda en Washington.
Las sanciones
La semana pasada en una conferencia de prensa, Biden detalló las amenazas que penden sobre Putin, como que Europa deje de comprar el gas que proviene de Rusia, que supone el 45% de la economía de ese país, según dijo. También se vetaría a Rusia de sistemas bancarios mundiales, lo que probablemente hundiría su sistema financiero. Y también sugirió el presidente estadounidense la posibilidad de que Finlandia se sume a la OTAN, dada «su preocupación por lo que Rusia está haciendo».
Según dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, este miércoles las sanciones que la Casa Blanca dictaría sobre Rusia «serían mucho mayores que las que se aplicaron en 2014 [cuando Rusia invadió Ucrania y se anexionó Crimea] y afectarían a negocios e inversiones del propio presidente Putin y los líderes de su gobierno!». «Como solemos decir, no hay opciones fuera de la mesa en un paquete inicial de respuesta», dijo Psaki.
También incidió la portavoz en que «el agresor es Rusia, quien ha amasado miles de tropas en la frontera, y es quien puede tomar la decisión de rebajar la tensión, de retirar las tropas de la frontera, y entablar un diálogo diplomático de buena fe».
En su visita a Ginebra de la semana pasada, tras verse con su homólogo ruso, Blinken ya rechazó la reivindicación esencial de Rusia de que la OTAN desista de extenderse más hacia su territorio actual. «Las puertas de la OTAN seguirán abiertas», avanzó ya entonces el secretario de Estado al tiempo que señaló que EE.UU. está «dispuesto a estudiar nuestras comunes preocupaciones para garantizar la seguridad y a escuchar a Moscú, pero no estamos dispuestos a retractarnos de nuestros principios fundamentales».
Source: abc internacional