Seamos claros: la tecnología debe estar presente en la oficina. Sí o sí. Porque ayuda. Convence. Agiliza procesos. Contribuye al desarrollo. Se logra ser más eficiente. Pero no siempre esas virtudes tienen que venir de una forma tradicional. Los ordenadores de sobremesa o los portátiles tienen sus ventajas, también sus contrariedades. Pero son herramientas indiscutibles