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Una nueva imputación de Hunter Biden embarra más la reelección del presidente de EE.UU.

Los problemas crecen para el presidente de EE.UU., Joe Biden, a cuenta de su talón de Aquiles familiar, su hijo díscolo, Hunter. El vástago presidencial vuelto a ser imputado esta semana, en un embrollo judicial y político que es otro lastre para la reelección de Biden, hundido en los índices de popularidad y con dudas crecientes sobre la conveniencia para los demócratas de que intente alcanzar un segundo mandato. Las autoridades han acusado a Hunter de nueve cargos relacionados con evasión fiscal por no pagar al menos 1,4 millones de dólares en impuestos entre los años 2016 y 2019. Aquellos fueron los años negros del hijo de Biden. Su hermano, Beau, entonces fiscal general de Delaware y con un futuro político espléndido, el ojo derecho del ahora presidente, murió por un cáncer cerebral en 2015. Hunter intensificó su adicción a las drogas y el alcohol y llevó una vida gastona y disolut a . Cuando empezaron a aparecer imágenes de aquello -Hunter fumando lo que parecía una pipa de ‘crack’, fotos con contenido sexual-, la prensa sensacionalista se frotó las manos. Excesos: de drogas a clubs de ‘strippers’ Ahora, el escrito de imputación documenta los excesos de Hunter en aquellos años, con fortunas gastadas en drogas, clubs de ‘strippers’, hoteles de lujo y cochazos. El hijo del presidente «se gastó millones de dólares en un estilo de vida extravagante en lugar de en pagar sus impuestos», señala en el escrito David Weiss , el fiscal especial -una figura que el Departamento de Justicia nombra para casos con relevancia política- que supervisa el caso. La anterior imputación que recibió Hunter se debe a la posesión ilegal de un arma en 2018, por haber mentido sobre su consumo de drogas a la hora de adquirirla. La intención de la defensa del hijo de Biden era cerrar ambos casos con un acuerdo de culpabilidad con la fiscalía, que se cerró el pasado verano. Los republicanos acusaron al Departamento de Justicia de tratar a Hunter con guantes de seda y, entre dudas sobre si el reconocimiento de culpabilidad impedía la investigación de otros delitos en el futuro, el acuerdo acabó por descarrilar. Noticia Relacionada estandar Si Hunter Biden, las escandalosas memorias del hijo rebelde del presidente de EE.UU. En ellas habla de su adicción a las drogas y sus turbios negocios que casi le cuestan la campaña a su padre Eso supone que Hunter Biden tendrá que ir a juicio, con probabilidad en medio de la campaña en la que su padre buscará la reelección como presidente de EE.UU. el año que viene. Los problemas del hijo de Biden son una trinchera política, en la que los republicanos buscan implicar al presidente de EE.UU. con los desmanes de Hunter y compensar los escándalos judiciales del gran favorito a ser su nominado para 2024, el expresidente Donald Trump. Las imputaciones por la compra del arma y por evasión fiscal no es la prioridad de los republicanos, que acusan a Biden de corrupción por las actividades empresariales de Hunter en el extranjero, en particular, en Ucrania. La principal alegación es que Biden presionó a las autoridades del Gobierno de Kiev durante su etapa como vicepresidente de EE.UU. bajo Barack Obama para que destituyeran a un fiscal que investigaba a una empresa energética, Burisma. Hunter había sido fichado para el consejo de administración de Burisma, con un sueldo millonario, y se acusa a su padre de querer beneficiar a sí mismo y a su familia con las presiones a Ucrania. También se cuestiona si Biden facilitaba negocios millonarios de Hunter en otros países, como China, mientras estaba en el Gobierno. La mayoría republicana en la Cámara de Representantes apunta a iniciar un proceso de ‘impeachment’ o juicio político contra Biden la semana que viene. Nueva batalla judicial de Trump Ayer, un día después de que se conociera la nueva imputación de Hunter Biden, Trump vivía un nuevo episodio de sus batallas judiciales. Estaba previsto que el expresidente se presentara en los juzgados de Nueva York para testificar en el caso de naturaleza civil en el que se le acusa -también a dos de sus hijos- de fraude por inflar el valor de los activos de la empresa familiar, la Trump Organization. Los casos de mayor calado para Trump, con imputaciones penales, se empezarán a ventilar en juicio a partir del próximo mes de marzo. Ocurrirá en plena campaña de primarias republicanas, donde Trump tiene una ventaja casi insalvable frente a sus dos principales rivales por la nominación republicana: Ron DeSantis, gobernador de Florida; y Nikki Haley, exembajadora ante la ONU. Hasta el momento , los escándalos judiciales de Trump solo han beneficiado al expresidente. A comienzos de este año, DeSantis se le acercaba peligrosamente en las encuestas. Pero esas imputaciones históricas -nunca hasta ahora se había acusado de un delito a un expresidente- y el circo mediático en sus comparecencias en los juzgados le llenaron de atención, el combustible de la política. Trump utilizó esas acusaciones para reforzar su mensaje de que sufre una persecución política desde que llegó a la Casa Blanca en 2016. Durante meses, Hunter Biden y sus abogados han buscado mantener un perfil bajo para no perjudicar las opciones de reelección de su padre. Ahora parece que buscan seguir la línea de la persecución política que ha usado Trump. Abbe Lowell, abogado de Hunter, aseguró al fiscal especial de «ceder a la presión de los republicanos» y defendió que «si el apellido de Hunter fuera otro que Biden, no le hubieran imputado cargos».
Source: abc internacional

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