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La bodega del barco naufragado en Grecia, tumba para un centenar de niños y sus madres

Kalamata era este jueves un bullir de personas, pues se ha convertido en el epicentro de la última tragedia humanitaria en las aguas de Grecia. Personal de la Cruz Roja, bomberos, voluntarios, psicólogos, personas que buscan a sus familiares e informadores internacionales se han dado cita en esta localidad costera del Peloponeso. Multitud de medios quieren retratar, a través de testimonios, el último gran naufragio en el Mediterráneo, que se ha convertido en una gigantesca tumba de inmigrantes en busca de un futuro mejor. Este último viaje que no llegó a su destino se hizo en un barco pesquero de 30 metros de eslora que salió de la costa libia. En él viajaban cientos de inmigrantes –entre 400 y 700 personas, las cifras oscilan–. Hasta hoy solo se contabilizaban 79 muertos y 104 supervivientes , todos ellos hombres, y entre ellos ocho menores. Según datos facilitados por el Ministerio Marítimo de Grecia, se trataría de 43 egipcios, 47 sirios, 12 paquistaníes y 3 palestinos con edades comprendidas entre los 15 y los 40 años. A última hora de la tarde de este jueves se informó de que las autoridades griegas habían detenido a nueve egipcios por presunto tráfico de seres humanos. Entre los arrestados figuraba el capitán del pesquero. Todos ellos declaraban al cierre de este texto ante la Guardia Costera griega. Noticia Relacionada estandar No Naufragio en la ruta más mortífera del Mediterráneo: sin rastro de centenares de personas que iban en el barco Carlota Pérez Al menos 79 personas han muerto y 104 han sido rescatadas tras el hundimiento de un barco pesquero libio frente a las costas griegas Mujeres y niños, en la bodega Del centenar de supervivientes, alrededor de una treintena han tenido que ser hospitalizados. El resto, atendido por la Cruz Roja, está ofreciendo a las autoridades detalles del viaje. Quizá el más dramático es por qué todos los que han sobrevivido son hombres. Las mujeres y los niños viajaban al parecer en la bodega del barco para protegerse de las inclemencias del tiempo y también para permanecer separadas de los varones (la mayoría de los inmigrantes procedían de países musulmanes). De confirmarse este hecho, se trataría de «una atrocidad que perseguirá a estas costas en los años venideros», lamentó este jueves Unicef en un comunicado. «Se trata de niños y niñas migrantes y en búsqueda de asilo que han huido del conflicto, la violencia y la pobreza. Son menores que probablemente han soportado explotación y abuso en cada paso de su viaje. La mayoría de ellos habrán intentando hacer la peligrosa travesía solos, a manos de traficantes y contrabandistas», denunció el organismo. Búsqueda desesperada Entre las personas que se han acercado a Kalamata a buscar a sus familiares y conocidos que se habían embarcado en el pesquero se encuentra Mohamed . De nacionalidad egipcia, recuerda que habló con su hermano y sus dos primos por última vez justo antes de que el barco partiera del puerto libio de Tobruk. Recién llegado de Italia, donde esperaba a sus seres queridos, ayer buscaba desesperadamente en Kalamata a sus parientes y a otra veintena de vecinos de su pueblo que también viajaban en la embarcación. Ante la prensa comienza a escribir un nombre tras otro, y las edades. Con alguno de ellos le une un parentesco, pero la mayoría son conocidos. «En el barco iban 30 vecinos de mi pueblo», explica con la ayuda de traductores porque solo habla árabe y apenas chapurrea unas palabras en italiano. Otro hombre sirio, que ha llegado desde Alemania, no puede apenas articular palabra. Solo alcanza a decir que busca a su esposa, que viajaba en el pesquero siniestrado, antes de romper a llorar. «En el barco iban 30 vecinos de mi pueblo», explica Mohamed con la ayuda de traductores porque solo habla árabe y apenas chapurrea unas palabras en italiano Kalamata es un ir y venir de gente, personas con la mirada perdida, llevando bolsas y maletas, que preguntan por las listas donde figuran los inmigrantes desaparecidos. Una lista confeccionada por la Guardia Costera griega, a la que se suman los nombres de los familiares que buscan a sus seres queridos. También este jueves comenzaron a realizarse algunas pruebas de ADN para facilitar la identificación. Mientras tanto, Ayoub , un joven sirio residente en Holanda, llegaba también este jueves a Kalamata en busca de su hermano, de quien no hay ninguna pista. «Dicen que no socorrieron el barco porque los viajeros no quisieron, yo creo que tal vez algunas personas no querían ser socorridas, pero dudo mucho que pensaran así la mayoría de las 700 que abarrotaban el navío», explica con lágrimas en los ojos. «Dicen que no socorrieron el barco porque los viajeros no quisieron», afirma Ayoub, un joven sirio La confusión sobre si la embarcación fue auxiliada o no por la guardia costera griega es enorme. Hasta Kalamata se trasladó este jueves una delegación del Gobierno capitaneada por Evanguelios Tournás , ministro interino de Protección Civil, para realizar las acciones pertinentes que permitirán trasladar a los supervivientes al Centro de Recepción e Identificación de Malakasa, al norte de Atenas. «Este es un buen momento para condenar la acción de las mafias que se lucran con la pérdida de vidas humanas», declaró Tournás a los medios que esperábamos pacientemente ante la nave en la que se alojan los supervivientes del naufragio. «Con un barco abarrotado en aguas internacionales y que no quería ser socorrido, teníamos las manos atadas. Si la guardia costera hubiera intentado remolcarlo, lo más seguro es que se hubiera hundido y las autoridades griegas hubieran sido acusadas de provocar la tragedia», contesta a la pregunta de por qué no se realizó esta acción cuando recibieron el aviso de los guardacostas italianos. La versión del ministro, sin embargo, se contradice con el testimonio de alguno de los supervivientes, quienes –según fuentes locales– afirman que un patrullero de la guardia costera les lanzó una cuerda para remolcar el barco. En ‘shock’ Mientras se conocen más datos, los supervivientes recibían ayer atención médica y psicológica. «La mayoría de ellos están en ‘shock’; además, muchos han perdido a familiares y su situación psicológica es delicada», comenta a ABC Eleni, una de las encargadas en montar en el puerto de Kalamata el hospital de campaña y atender al centenar de los náufragos que llegaron al puerto. «Habían pasado varias horas en el agua y estaban deshidratados, algunos no se tenían en pie, otros tenían fiebre alta», relata la doctora mientras explica que la mayoría de los casos que han atendido son personas que han sufrido golpes, rasguños, deshidratación, sufren malnutrición y crisis de ansiedad. «Habían pasado varias horas en el agua y estaban deshidratados, algunos no se tenían en pie, otros tenían fiebre alta», afirma Eleni El Gobierno griego declaró el miércoles tres días de luto oficial y todos los partidos políticos han paralizado hasta el sábado sus mítines electorales. Ayer se canceló, además, el debate electoral donde estaba previsto que participaran las fuerzas políticas más votadas en las elecciones del pasado 25 de mayo.
Source: abc internacional

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