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Biden agradece la contribución de Irlanda al frente contra la «agresión de Rusia» en su tercer día de visita a la tierra de sus ancestros

El presidente Joe Biden celebró la «perenne fuerza» de la relación entre Estados Unidos y la República de Irlanda en una intervención especial ante las dos cámaras del Parlamento nacional, que rubricó una jornada rica en formalismos institucionales . Por la mañana del jueves fue recibido por el jefe del Estado, Michael D. Higgins, y su mujer Sabina, en la mansión presidencial del parque del Fénix, donde plantó un roble. Una cena de gala en el castillo de Dublín, presidida por el primer ministro Leo Varadkar, puso punto final al tercer día de la visita del mandatario demócrata a la isla de la Esmeralda. Es su primer viaje a la tierra de sus ancestros desde que ganó la presidencia en 2020. «Estoy en casa», dijo en gaélico en Leinster House. «Bueno, mamá, ya dijiste tú que esto sucedería», clamó en inglés evocando a su madre, Catherine Finnegan. También recordó a su abuelo materno, quien le aconsejó seguir el ejemplo de Eamon de Valera, el primer presidente del Estado libre irlandés, en vez de emular a «ese militar», en aparente alusión a Michael Collins, quien firmó en Londres el tratado del gobierno británico de la partición de la isla y fue asesinado en 1922 en la resultante guerra civil. El presidente se apoyó en la historia de sus ancestros en reconocimiento del emigrante irlandés, que fue el «pilar» de la independencia de EE.UU. Destacó la « libertad, la justicia, el valor y, sobre todo, la dignidad» entre los valores que las oleadas de refugiados que huían de la hambruna han «transmitido de generación a generación». Noticia Relacionada estandar No Biden conmemora el 25 aniversario del Acuerdo de Viernes Santo alentando a los políticos norirlandesas a reinstaurar la autonomía Lourdes Gómez Jeffrey Donaldson, diputado en Westminster y líder del DUP, agradeció el tono «medido» de la intervención presidencial Agradeció, al mismo tiempo, la contribución de Irlanda al frente contra la «agresión de Rusia» y en ayuda de Ucrania, con más de 80.000 desplazados asentados en el pequeño país desde el inicio de la guerra. «Putin se equivocó. Estamos más unidos y dispuestos a defender los valores que nos fortalecen», dijo en el Parlamento. Hizo referencia al 25º aniversario del Acuerdo del Viernes Santo, que marcó en Belfast el día anterior , afirmando que los jóvenes y las generaciones venideras han de disfrutar los «dividendos de la paz». «No debemos permitir jamás que la violencia política prenda de nuevo en esta isla», instó, provocando un fuerte aplauso de la audiencia, que contó con protagonistas del histórico acuerdo, desde el ex primer ministro Bertie Ahern al anterior presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, además de políticos norirlandeses. Un roble para la posteridad Por la mañana, Biden realizó con pasión dos simbólicas funciones de Estado que han echado ya raíces en la residencia presidencial irlandesa, que asoma sobre el césped del bello parque del Fénix, a las afueras de la capital. Guiado por Higgins, plantó un joven roble irlandés en el jardín de la histórica casa blanca dublinesa con la esperanza de que lo vean crecer sus descendientes. «Presidente», clamó dirigiéndose al reconocido poeta, académico, activista en Derechos Humanos y exministro de Cultura, «me gustaría saber si mis bisnietos podrán venir y subirse al árbol cuando haya crecido». «Absolutamente», contestó Higgins. John Kennedy, Ronald Reagan, Bill Clinton y Barack Obama cavaron antes sus respectivos árboles en la hierba presidencial. El sentimiento de pisar, oler, palpar o imaginar pasajes por donde caminaron miembros de una rama de su familia -los ancestros de su madre, Catherine Finnegan- acompaña al demócrata en su viaje a Irlanda . Visitó la isla en el pasado –Higgins le ha recibido en tres ocasiones anteriores–, pero esta vez llega a cada mojón de la gira irradiando simpatía, nostalgia y con la reforzada confianza de llevar las riendas de la más poderosa administración del mundo, además de ser el líder de los 31.5 millones de estadounidenses con raíces irlandesas. El jueves, recordó con cariño a sus compatriotas que no se pueden permitir viajar a la madre patria. Tocar la campanada de la paz es una costumbre más reciente en las audiencias presidenciales. Pero Biden dio cuatro tañidos en el cobre de la singular pieza, que se instaló en el jardín de la antigua sede del virrey inglés en conmemoración del décimo aniversario del Acuerdo de Viernes Santo. Higgins aguardaba paciente a su invitado antes de posar juntos y sonrientes ante las cámaras. El presidente irlandés, de 81 años, marcaba el camino con la ayuda ocasional de su bastón de madera. Se saltó de pronto el guión cuando uno de sus perros Bernés de montaña, Misneach, escapó de una caseta con ganas de unirse a la comitiva. No sería la primera vez que las mascotas del matrimonio Higgins acaparan la atención de un acto oficial. El presidente se apoyó en la historia de sus ancestros en reconocimiento del emigrante irlandés, que fue el «pilar» de la independencia de EE.UU. El poeta-presidente obsequió al invitado de honor un disco vinilo en reconocimiento de su admiración por la poesía. Biden lee con frecuencia a Seamus Heaney y convidó a la viuda del célebre poeta irlandés, Marie, a presenciar su intervención ante las cámaras parlamentarias. Ahora podrá escuchar los poemas del gran Patrick Kavanagh, grabados por el mismo poeta en una cara del disco y, en la contraria, recitados por Higgins, Bono, Christy Moore, Liam Neeson y otros artistas. La jornada institucional continuó en Framleigh House, la residencia gubernamental que ocupa otra parcela del mismo parque. El taoiseach Leo Varadkar mantuvo en su interior un encuentro bilateral con el presidente estadounidense, de quien reconoció su liderazgo en el esfuerzo internacional en apoyo de Ucrania desde la invasión de las fuerzas rusas. «La democracia, la libertad y las cosas en las que creemos están en retroceso en grandes partes del mundo», observó el primer ministro. Al salir de la mansión, Biden sorteó por fortuna la bola que lanzó una niña a sus compañeras del equipo de ‘camogie’ (variedad lejana del hockey), que disputaban un partido en el parque. La jugada causó sonrisas más que lágrimas.
Source: abc internacional

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