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Un brote psicótico de un joven refugiado afgano en Portugal acaba con la vida de dos mujeres

La hipótesis de un posible atentado terrorista alteró este martes la tranquilidad que caracteriza a la ciudad de Lisboa , ejemplo de convivencia entre distintas culturas y religiones. Poco antes de las once de la mañana, un refugiado afgano fue autor de un ataque con arma blanca en el Centro Ismailí de la capital portuguesa, que dejó dos víctimas mortales y un herido. Se habló de la posible existencia de una célula terrorista o de la actuación de un lobo solitario, pero según se fueron conociendo los hechos, todo apunta a que se trató de un acto aislado sin ningún tipo de conexión política o religiosa, tal y como confirmó el ministro de Administración Interna luso, José Luís Carneiro. El atacante, Abdul Bashir, es afgano, está desempleado, tiene 29 años y es viudo y padre de tres hijos de 4, 7 y 9 años. Vive en Odivelas (alrededores de Lisboa) desde hace un año. A Portugal llegó bajo el amparo de la cooperación europea tras pasar por un campo de refugiados en Grecia, donde falleció su mujer. Cuenta con el estatuto de protección internacional y ha sido en el centro ismailí lisboeta donde ha recibido durante este tiempo ayuda para estudiar portugués, así como alimentos y apoyo en el cuidado de los menores. «Lo ocurrido nada tiene que ver con el terrorismo, es importante contextualizar los hechos. Los afganos vienen de sociedades violentas . Llevar un cuchillo y amenazar es algo casi normal en esos países donde no hay sistema de seguridad», explica a ABC José Brissos-Lino, doctor en Psicología en la Universidad Lusófona, especialista en Psicología de la Religión. «Ha vivido muchos traumas en su país, después de perder a su mujer y ahora solo con sus hijos y sin poder sacar a sus padres de allí. Es normal que exista un estrés postraumático. Probablemente esté deprimido, ya había tenido un seguimiento psicológico», añade el experto. A su juicio, se produjo un brote psicótico que implica «un corte con la realidad. A partir de un determinado momento la persona puede tener alucinaciones, pierde la cabeza», matiza. Según los testimonios de familiares de las víctimas, el atacante se encontraba en clase de portugués dentro del centro y se levantó de su asiento para atacar al profesor con un cuchillo de grandes dimensiones. Sus compañeros intentaron convencerle de que no estaba haciendo lo correcto y él amenazó con suicidarse aproximándose el cuchillo al cuello. Abandonó la sala y fue cuando atacó a dos funcionarias de dicho centro que acabaron por morir. Mariana Jadaugy, de 24 años y Farana Sadrudin, de 49, trabajaban en FOCUS Humanitarian Assistance, que forma parte de Red de Desarrollo Aga Khan (AKDN). Fue entonces cuando se dio aviso a las autoridades policiales que se presentaron en el lugar en apenas un minuto y lograron inmovilizar al atacante disparándole a la pierna una vez que se opuso a ser detenido. Posteriormente, fue trasladado al hospital de São José para ser operado. Noticia Relacionada estandar No El yihadista de Algeciras pidió al forense que le consiguiese «un juez árabe bueno» Isabel Vega El juez espera informe sobre su estado psiquiátrico y su capacidad de responder penalmente de sus actos Diálogo interreligioso El ismailismo es una corriente religiosa islámica y la comunidad ismailí es considerada un ejemplo de convivencia en Portugal. «El 85% de los afganos son sunitas mientras que los ismaelitas son ultra minoritarios y son chiitas. Además de estar integrados en Portugal no amenazan a nadie, no tienen deseo imperialista. Esperan la llegada del VII Imán y después una religión universal. Defienden el diálogo interreligioso», resalta. «No tienen problemas con nadie y hacen un trabajo social extraordinario », añade. Cabe recordar que el príncipe Aga Khan IV, líder espiritual de los musulmanes ismaelitas, obtuvo la nacionalidad portuguesa en 2019 y es en Lisboa donde tiene la sede de su fundación ubicada en el Centro Ismailí. La fundación forma parte de la Red de Desarrollo Aga Khan (AKDN), que trabaja mano a mano con el centro. La comunidad ismailita portuguesa estaba este martes en ‘shock’ tras los acontecimientos, tal y como explicó a ABC Faranaz Keshavjee, una de sus fieles. «Han fallecido personas que estaban haciendo un trabajo notable y encontraron a alguien que no estaba bien. Es importante analizar la salud mental de las personas, independientemente de su credo», indica Keshavjee, psicóloga social y antropóloga. Se trata de una comunidad muy activa, formada por 9.000 fieles, que «sigue los valores y los principios vinculados dentro de la vía de la fe ismailí musulmana. Es una comunidad portuguesa, porque salió de Mozambique ; somos todos portugueses», añade. Los fieles de esta comunidad tienen sus vidas profesionales, pero existe un importante grupo de gente que trabajan como voluntarios. Keshavjee señala también la gran ola de emigración que viene de otros países que son ismailíes pero que no nacieron en territorio portugués. «Se ha trabajado con el Gobierno para responder a las demandas de los refugiados de guerra. Hay un trabajo muy próximo y muy sano», puntualiza. La comunidad ismailita portuguesa estaba este martes en ‘shock’ tras los acontecimientos, tal y como explicó a ABC Faranaz Keshavjee, una de sus fieles Además de dar apoyo a los familiares de las víctimas, en Portugal preocupa el futuro de los tres hijos del agresor, quien pasará a disposición judicial una vez que le den el alta hospitalaria.
Source: abc internacional

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