Estados Unidos ha rechazado durante meses las peticiones de Ucrania sobre envío de tanques Abrams M1. Eso cambió este miércoles, como parte de un refuerzo militar coordinado con sus socios europeos para enviar carros de combate de última generación al Ejército ucraniano con la mirada puesta en las posibles ofensivas de Rusia de este año. Joe Biden compareció desde la Casa Blanca para anunciar el cambio de postura, pocas horas después de que el Gobierno de Alemania confirmara el envío de sus tanques Leopard 2 y su autorización para el envío de otros de fabricación alemana por parte de aliados europeos. «Enviaremos 31 tanques Abrams, el equivalente de un batallón de Ucrania», confirmó el presidente de EE.UU., que poco antes había hablado con los mandatarios de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia –sus principales socios de la OTAN– para cerrar el acuerdo. «Es el tanque más poderoso del mundo» , dijo Biden sobre el Abrams M1, una de las joyas del Ejército estadounidense, que junto a los Leopard podrían significar un refuerzo importante del Ejército ucraniano ante una posible ofensiva rusa esta primavera; y, sobre todo, podrían permitir una nueva contraofensiva ucraniana para recuperar parte del territorio invadido por Rusia. «Pero son extremadamente complejos de utilizar y de mantener», advirtió el presidente de EE.UU. Su Administración ha sido reticente a entregar armamento poderoso a Ucrania, con la intención de que esto no fuera percibido desde Rusia como una implicación directa en la guerra. Desde el verano, sin embargo, ha incrementado sus envíos de equipamiento militar –ya son más de 20.000 millones de dólares– y la sofisticación de las armas: ya están aprobados el envío, entre otros, del sistema de misiles antiaéreos Patriot o los carros blindados de transporte y ataque Bradley. La justificación del Pentágono para rechazar el envío de los Abrams M1 era su dificultad operativa: exige mucho entrenamiento y una estructura logística adecuada para poder suministrar unos carros de combate que consumen cantidades ingentes de combustible. «La entrega de los tanques al frente va a tardar tiempo», reconoció Biden. «Ese tiempo se usará en asegurarnos de que los ucranianos están completamente listos para integrar los Abrams en sus defensas». El envío tardará meses La Administración Biden explicó que los tanques no saldrán de su inventario, sino que se encargarán a las empresas del sector militar que los fabrican y tardarán «meses, no semanas» en llegar a Ucrania. El entrenamiento de los ucranianos se realizará fuera de su país. Una posibilidad es la base estadounidense de Grafenwoehr, en Alemania, donde han empezado los entrenamientos más numerosos de soldados ucranianos hasta la fecha, con 600 efectivos. El anuncio de Biden llegó después de negociaciones durante semanas con sus socios: Alemania no quería aceptar el envío de sus Leopard si EE.UU. no se comprometía a lo propio con sus Abrams M1, algo que finalmente ha ocurrido. Preguntado Biden si había dado su brazo a torcer por las presiones del Gobierno de Olaf Scholz, el presidente de EE.UU. contestó: «Alemania no me ha forzado a cambiar de opinión. Quería asegurarme de que estábamos todos juntos», dijo Biden, que celebró el «paso adelante» que había dado Berlín. Biden, de hecho, centró buena parte de su discurso en alabar la «completa y total unidad» en el apoyo de los aliados occidentales de Kiev, tras unas semanas en las que habían aparecido grietas por la cuestión del envío de tanques. «Putin esperaba que el apoyo de la Unión Europea y de EE.UU. se debilitara con el tiempo», dijo. «Estaba equivocado entonces y sigue estándolo», añadió. El presidente estadounidense mencionó por su nombre a quince países europeos por sus contribuciones, desde potencias como Francia o Reino Unido a países menos importantes como Noruega o Eslovaquia. Entre ellos no estaba España.
Source: abc internacional