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Jóvenes con el futuro mutilado en Afganistán

Afganistán se ha convertido en una cárcel para las mujeres. El Gobierno talibán, que dirige el país bajo un despotismo fundamentalista islámico, prohíbe a las mujeres afganas pasear por parques públicos, ir a gimnasios o viajar sin el acompañamiento de un pariente varón. Y, desde la pasada semana , tampoco pueden cursar estudios superiores. El martes, Ziaullah Hasmi, portavoz del Ministerio de Educación, publicó un comunicado en el que obligaba a todas las universidades públicas y privadas del país a prohibir el paso de las mujeres. Ahora, en Afganistán solo las niñas hasta los 12 años podrán recibir una mínima educación. Con esta medida, ni Nagineh, ni Mahmouda, ni Sakineh ni Asma podrán continuar con sus estudios. ABC ha hablado con estas cuatro jóvenes, ninguna supera los 25 años, que han visto cómo sus sueños de convertirse en economistas, profesoras o médicos se han truncado. Noticias Relacionadas estandar Si Jóvenes estudiantes afganas desafían a los talibanes con una protesta para pedir «educación, trabajo y libertad» Mikel Ayestaran estandar No Los talibanes prohíben a las mujeres que vayan a la universidad Carlota Pérez Martínez Mahmouda cursaba el tercer año para convertirse en matrona. Una ilusión que tenía desde niña. Ahora no podrá cumplirla. «Mi país no es para las mujeres. ¿Qué pretenden que haga ahora? ¿Quedarme en casa encerrada?, se pregunta con desesperación. La misma angustia muestra Sakineh. El martes por la mañana, esta joven acudió como todos los días a sus clases de Psicología en la Universidad de Kabul. «Tras sentarme en mi pupitre, vinieron los talibanes y me sacaron a la fuerza. Yo me negaba, no entendía nada. Por eso me golpearon», cuenta esta joven a través de mensajes de Whatsapp. En otras facultades, el acceso a las aulas estaba cortado desde primera hora. Asma, de 22 años y estudiante de Filología Inglesa, se dirigió como todos los días a su clase de primera hora, pero los talibanes habían llegado antes y le prohibieron el paso. Habían colocado ya alambres de púas en la puerta principal y solo permitían el acceso a los estudiantes varones. «En este país no tenemos ningún valor», dice Asma. Para los fundamentalistas, el papel de la mujer en la sociedad es residual. Estos se adhieren a una versión del Islam que se opone a la educación moderna, particularmente la de la mujer. Antes de que los talibanes tomaran la capital, alrededor de la mitad de los 20.000 estudiantes de la Universidad de Kabul , la más antigua del país, eran mujeres. La educación de las mujeres fue quizá el símbolo más fuerte del cambio en la sociedad afgana. Durante los veinte años de presencia norteamericana en el país, EE.UU., gastó cerca de mil millones de dólares en educación para mujeres y niñas, con bastante éxito. Se vio en la carrera judicial, donde hasta 270 mujeres llegaron a ejercer como jueces. También en el Gobierno afgano. Varias mujeres, como Hosna Jalil ocuparon cargos de responsabilidad y hasta ministerios. «Todo se acabó» Hace tan solo tres meses, las estudiantes afganas pudieron presentarse a los exámenes de acceso a la universidad. Aunque los talibanes habían reducido considerablemente lo que podían y no podían estudiar (ahora no les estaba permitido, por ejemplo, cursar ingenierías), y habían separado a los hombres y las mujeres durante las horas de clase, aún guardaban esperanzas. JÓVENES AFGANAS En la imagen de arriba, las jóvenes afganas se examinan en octubre para acceder a la universidad. Abajo a la derecha, este martes los talibanes ponían púas en las entradas de las facultades para evitar el acceso de las mujeres. En la imagen de la izquierda, mujeres y hombres se manifiestan en contra de la decisión de los talibanes de prohibir los estudios superiores a las jóvenes afganas. REUTERS Nagineh fue una de aquellas jóvenes que se examinó. Quería entrar en la facultad de Economía, y lo consiguió con una de las mejores calificaciones de su promoción. «Quería estudiar Economía para tener independencia, pero todo eso se acabó. No sé qué va a ser de mí ahora», se lamenta la joven. En 17 meses, los fundamentalistas se han cargado de un plumazo estos avances y, lo que más temen las jóvenes afganas, su futuro. «Ya no habrá profesoras, tampoco médicas para atendernos. Es desesperante. Para los talibanes solo tenemos un lugar, y es nuestra casa. Nada más», cuenta Mahjbu, una activista afgana defensora de los derechos de las mujeres. La administración liderada por los talibanes ya había recibido críticas, también de gobiernos extranjeros, por no abrir escuelas secundarias para niñas al comienzo del año escolar en marzo, dando un giro a las señales de que lo haría. El jueves, el ministro de Educación talibán dijo que había prohibido el ingreso de mujeres a las universidades por no observar las reglas de vestimenta islámica y otros «valores islámicos», citando a estudiantes mujeres que viajan sin un tutor masculino. La interacción entre estudiantes femeninos y masculinos también se tuvo en cuenta, dijo, y agregó que «no estaba permitido en la sharía». «En ningún país de mayoría musulmana, en ningún lugar del mundo, se niega la educación a las niñas» A pesar de la situación, las mujeres afganas no se han resignado a un futuro oscuro, donde solo les esté permitido salir de casa tapadas con un burka o un hiyab, y casi siempre bajo la vigilancia de un hombre. Durante toda la semana, las protestas en Kabul, y también en otras provincias del país, han sido constantes. En la capital, las mujeres marcharon por las calles cantando por la libertad y la igualdad. «Todo o nada. No tengas miedo. Estamos juntos», coreaban. Este apoyo lo han tenido también desde sus compañeros. Los estudiantes afganos, como los del Peshawar Islamia College, han condenado este veto y, como protesta, muchos de ellos abandonaron las aulas. También profesores, como los de la Universidad de Nangarhar, decidieron cancelar las clases y protestar contra esta medida abusiva hacia sus alumnas. Rechazo internacional Desde la comunidad internacional, la reacción fue contundente. El jueves, en una reunión del G–7, los ministros de Exteriores denunciaron la nueva medida y aseguraron que prohibir acudir a las universidades a las mujeres podría considerarse un «crimen contra la humanidad». La enviada especial de Estados Unidos para mujeres y niñas afganas, Rina Amiri , también expresó su preocupación por la situación de las mujeres en el país, asegurando que la prohibición eliminaba cualquier duda de que los talibanes estaban volviendo a las políticas extremas que promulgaron en la década de los 90. «El mundo debe rechazar, como lo han hecho los afganos, que se trata de cultura o religión. En la historia de Afganistán, solo los talibanes han promulgado políticas que prohíben la educación de las niñas. En ningún país de mayoría musulmana, en ningún lugar del mundo, se niega la educación a las niñas», escribió Amiri en su cuenta de Twitter.
Source: abc internacional

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