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Arabia Saudí, primer consumidor de captagon, la droga que produce Siria

Diez años de guerra civil han hecho de Siria un fragmentado campo de ruinas, pero con algo en común detras de cada línea de frente: el captagón, una droga que ha convertido al país en un narcoestado . El estimulante, asociado inicialmente a los yihadistas del grupo Estado Islámico (Daesh en sus siglas en árabe), ha generado una industria ilegal de 10.000 millones de dólares, beneficiosa no sólo para el régimen del presidente Bashar al Asad sino también para muchos de sus enemigos. El auge del captagon ha convertido Siria en el narcoestado más reciente del mundo y su comercio ha arraigado con fuerza en el vecino Líbano, cuya economía se hundió en los últimos años. Esta droga es de lejos el primer producto de exportación de Siria y supera todas las exportaciones legales juntas, según estimaciones elaboradas a partir de datos oficiales recabados por la agencia France Presse. Noticia Relacionada estandar Si La amenaza que llega a Europa: captagon, la droga de los yihadistas Juan Pedro Quiñonero El mercado de los estupefacientes crece a gran ritmo en Francia, con un aumento del 30% de incautaciones El captagon es una anfetamina derivada de un medicamento que se supone sirve para tratar la narcolepsia o el déficit de atención. Su ingrediente es la fenetilina. Esta droga ilícita se ha expandido por Oriente Próximo y Arabia Saudí constituye su mayor mercado. AFP interrogó a lo largo de su investigación a más de 30 fuentes, incluyendo antiguos y actuales miembros de los servicios de seguridad de Siria y de otros países, a traficantes, activistas, diplomáticos extranjeros y expertos en estupefacientes, para entender la magnitud del fenómeno. Al menos 25 de ellas pidieron no ser identificadas, por razones de seguridad. «Puedo trabajar sin parar durante dos o tres días, lo cual me ha permitido duplicar mi salario y saldar mis deudas» Faysal Obrero En Arabia Saudí, el captagon se considera a menudo como una droga festiva, aunque su consumo se extiende más allá de la clase pudiente. Muchos saudíes modestos y trabajadores inmigrantes consumen esta droga barata, discreta y sin el estigma del alcohol en un país musulmán. Con el captagon «puedo trabajar sin parar durante dos o tres días, lo cual me ha permitido duplicar mi salario y me ha ayudado a saldar mis deudas», comenta Faysal, un obrero de unos veinte años, recién casado. Según dice, gasta cada semana 150 riales (unos 40 dólares) en comprar los comprimidos de captagon. «Termino mi primer trabajo agotado, al amanecer». Gracias a la droga, puede aguantar el tirón para desempeñar su otro trabajo como chófer. Un obrero egipcio de la construcción cuenta a AFP que empezó a tomar los comprimidos cuando su jefe, en secreto, le metió uno en el café, para que trabajara más rápido y más tiempo. «Con el tiempo, mis colegas y yo nos hemos vuelto dependientes», admite. La pastilla de lujo vendida a la élite saudí puede valer hasta 25 dólares, pero las de menor calidad se consiguen a un dólar. Ruta desde Siria y Líbano La droga comienza su viaje en las zonas menos vigiladas por las autoridades entre Siria y Líbano. Con una máscara y los ojos ocultos tras gafas oscuras, un traficante del valle libanés de la Bekaa cuenta a AFP cómo organiza los envíos. «En general se asocian cuatro o cinco peces gordos y comparten el costo de una carga de 10 millones de dólares, por ejemplo, para cubrir las materias primas, el transporte y los sobornos«, explica en medio de un viñedo. «El costo es bajo y los beneficios altos«, añade este traficante, y precisa que aunque sólo salga bien uno de cada diez envíos, »sigues ganando«. »Hay un grupo de más de 50 barones. Forman una gran red y son sirios, libaneses y saudíes«, explica. El tráfico de captagon abarca varios países y numerosos actores clave tienen vínculos tribales, por lo esencial a través de los Bani Jaled, una confederación beduina que se extiende de Siria y Líbano a Jordania, Irak y Arabia Saudí. De esta manera, una carga puede mantenerse bajo la esfera de influencia de los Bani Jaled desde la fabricación en Siria hasta la entrega en Arabia Saudí, según fuentes coincidentes, entre ellas un oficial de inteligencia, desertores del ejército sirio y un traficante. Crecen las inautaciones Más de 400 millones de pastillas fueron incautadas en Oriente Próximo y otros países sólo en 2021, según datos oficiales. Este año se espera que las incautaciones sean aún mayores. Por cada cargamento que se intercepta, nueve llegan a destino, afirman a AFP responsables de aduanas y de la lucha antinarcóticos . Eso significa que, incluso partiendo de un precio medio de cinco dólares por comprimido, y con solo cuatro cargas de cada cinco llegando a su destino, el captagon representa una industria de al menos 10.000 millones de dólares. Siria es el origen del 80% del tráfico mundial, según responsables de los servicios de seguridad, por lo que este comercio representa al menos el triple de sus presupuestos. Según expertos en estupefacientes, el Estado sirio está en el corazón de este tráfico en las zonas controladas por el régimen de Bashar al Asad. De acuerdo con esos especialistas, la opaca red de señores de la guerra y oportunistas en los que se ha apoyado el presidente sirio para ganar la guerra ha salido muy beneficiada con el tráfico del captagon. Los expertos citan en particular al movimiento chií libanés Hizbolá, apoyado por Irán, que según ellos desempeña un importante rol en la protección del tráfico a lo largo de la frontera libanesa. «Siria alimenta su tesoro público gracias a esta economía paralela que abarca la fabricaión y la exportación de píldoras» Ex consejero del Gobierno sirio «Siria tiene una necesidad acuciante de divisas extranjeras y esta industria es capaz de alimentar el tesoro público gracias a una economía paralela, desde la importación de materias primas hasta la fabricación y por último la exportación» de los comprimidos, explica a AFP un exconsejero del gobierno sirio. El nombre que se repite una y otra vez en las entrevistas realizadas por AFP es el de Maher al Asad , hermano del presidente sirio y líder de facto de la Cuarta División, la unidad de élite del ejército. Con una máquina de caramelos Muchos grupos rebeldes cercanos a Turquía se lanzaron recientemente también en el comercio del captagon. «La región está atiborrada de grupos rebeldes. Es una jungla, todo el mundo tiene hambre», apunta uno de los entrevistados por AFP. Según este traficante, el nuevo amo del tráfico en la región es Abu Walid Ezza, un comandante de la facción Sultán Murad del Ejército Nacional Sirio, un grupo proturco . «Tiene buenas relaciones con la Cuarta División, porque antes estaba instalado en Homs», precisa, añadiendo que «trae comprimidos de excelente calidad». Además de los productos químicos, la inversión más importante para montar un laboratorio de captagon es una prensa para comprimidos o una máquina de caramelos. Una web china propone incluso una «prensa para comprimidos de captagon» por 2.500 dólares, capaz de fabricar decenas de miles de pastillas por hora.
Source: abc internacional

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