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El féretro de la Reina llega a un Londres atestado de gente dispuesta a darle el último adiós

Este martes al mediodía, el Gobierno de Escocia anunció que cerraba el acceso a la cola para entrar a darle el último adiós a la Reina en la Catedral de Saint Giles, en Edimburgo, cuando ya más de 26.000 personas habían entrado al histórico edificio. Quienes ya estaban en la fila siguieron avanzando hasta que a las tres de la tarde, cuando se cerró definitivamente el acceso, y poco después, el féretro fue trasladado en un avión de la Real Fuerza Aérea hasta Londres, ciudad a la que llegó a las 19.00 horas (hora local). Un coche fúnebre la llevó entonces hasta el Palacio de Buckingham, donde fue recibida por cientos de personas que, con paraguas y chubasqueros, se protegían de la lluvia. Allí la esperaban el Rey Carlos III y la Reina consorte Camila, recién llegados tras su visita a Irlanda del Norte. Mañana a las 14.22 horas de Londres, los restos de la soberana saldrán en una procesión de 38 minutos de duración hacia el majestuoso Westminster Hall, de casi mil años de antigüedad, para que los visitantes puedan presentarle sus respetos. Las puertas estarán abiertas hasta la mañana del próximo lunes 19, día del funeral. Noticia Relacionada estandar Si Londres se blindará con el mayor dispositivo de seguridad de su historia para recibir los restos de Isabel II Ivannia Salazar En Londres se desplegará el mayor operativo de seguridad de su historia, con más de diez mil policías La cifra de dolientes que se despidieron de Isabel II en Edimburgo podría ser treinta o cuarenta veces más grande en la capital británica, que se prepara para unos días llenos de desafíos logísticos y de seguridad . Sólo el ministerio de Asuntos Exteriores está organizando la llegada de hasta 500 jefes de estado y dignatarios , después de que se enviaran invitaciones a todos los países con los que el Reino Unido tiene relaciones diplomáticas, con excepción de Bielorrusia, Myanmar y Rusia, esté último debido a la invasión de Ucrania. A Irán, por otro lado, se le permitirá enviar a su embajador interino, pero el presidente no fue invitado. Fuentes de exterior confirmaron a la prensa que los empleados adicionales trabajando en lo que, aseguran, equivale a la planificación de cientos de visitas de Estado a la vez, ya son más de 300,pero el número aumentará en los próximos días. Según detallaron desde el ministerio al diario ‘The Guardian’, «la combinación de seguridad, diplomacia, protocolo y logística» supone la labor de planificación a corto plazo más compleja que va enfrentar el servicio diplomático desde el funeral de estado de Winston Churchill en 1965. Largas colas Mientras tanto, la cola para entrar al Westminster Hall no para de crecer desde que la primera persona tomara su sitio el lunes, con cientos y cientos más uniéndose cada hora, todas dispuestas a aguantar la lluvia, el sol y el frío con tal de no perderse la oportunidad de entrar al recinto donde descansarán durante cuatro días los restos mortales de quien ha sido calificada como el último gran personaje del siglo XX. Y en medio del dolor colectivo y de los retos logísticos de un funeral sin precedentes, también hay enfado. Por ejemplo, entre los trabajadores ferroviarios, a quienes les cayó como un jarro de agua fría que finalmente el cuerpo de la Reina no fuera trasladado de Escocia a Inglaterra en tren, como estaba previsto en la operación original, sino que se decidiera poner en marcha el plan B y trasladarla vía aérea. «Es una pena y ha causado mucha decepción», explicó un trabajador al diario ‘The Telegraph’, que apuntó a que debería haberse confiado «en que el público se comportaría apropiadamente». Y es que un vagón del tren real había sido modificado especialmente para transportar el ataúd de la Reina Isabel II, y el plan establecía que el ferrocarril viajaría despacio durante el trayecto Edimburgo – Londres, para que las gentes de los lugares a su paso pudieran presentarle sus respetos a la que fuera su soberana durante setenta años. Pero fuentes de la industria explicaron que esta opción fue finalmente descartada por cuestiones de seguridad, ya que se temía que se convirtiera en una opción para manifestantes contra la monarquía o incluso de otras causas, como los activistas del cambio climático. Una fuente explicó a la prensa local que el plan para usar el tren real era una opción «relativamente reciente», que se había discutido «en los últimos cinco años» pero que no contaba con el visto bueno de la policía, así como de algunos ayuntamientos y de ministerios como el de Transporte, ya que podría haber provocado disrupciones en las rutas locales. «A la gente, a millones de personas que viven al sur de la frontera escocesa y al norte de Londres, se les ha negado la oportunidad de presentar sus respetos a la Reina», consideró Nigel Harris, editor de la revista Rail. «No creo que ella hubiera estado de acuerdo con eso», afirmó. «Decidir no usar el tren real para llevar a la Reina Isabel II de regreso a Londres en su último viaje fue, en mi opinión, un gran error».
Source: abc internacional

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