«Permítanme decir que ahora soy como uno de esos cohetes propulsores que ha cumplido su misión, y ahora entraré suavemente a la atmósfera, aterrizando invisiblemente en algún rincón remoto y oscuro del Pacífico». Así de metafórico se mostró este martes por la mañana el ya ex primer ministro británico Boris Johnson en su último discurso a las puertas del número 10 de Downing Street. Al acabar, viajó en avión a Escocia para presentar su renuncia ante la Reina Isabel II en el castillo de Balmoral, y salió junto a su esposa, Carrie, hacia una nueva vida después de pasar tres años en el cargo más alto en el Reino Unido. Aunque él no ha desvelado cuáles son sus planes ahora que su tiempo en Downing Street ha llegado a su fin, hay al menos dos cosas claras : continuará siendo diputado, al menos por un tiempo, en la Cámara de los Comunes, representando a Uxbridge y South Ruislip, una circunscripción que forma parte del llamado ‘Gran Londres’; y vivirá con su esposa, Carrie, y sus hijos Wilfred, de dos años, y Romy, de 8 meses, en una vivienda en Dulwich, al sur de Londres. Según la prensa local, compraron la propiedad después de poner en el mercado su casa de Camberwell, que compraron en julio de 2019. Johnson no pasará penurias económicas. Como primer ministro ganaba casi 80.000 libras más otras 84.144 como parlamentario, y ahora tiene derecho a una indemnización de 18.000 libras esterlinas después de su renuncia oficial al cargo, junto a una asignación anual de hasta 115.000 libras esterlinas. Sus predecesores, John Major, Tony Blair, Gordon Brown, David Cameron y Theresa May, la reclamaron en cuanto pusieron un pie fuera del Número 10. Varios proyectos En declaraciones al diario ‘The Guardian’, un amigo del ex ‘premier’ dijo que aunque sigue «muy lastimado» por haber sido prácticamente obligado a renunciar por los parlamentarios de sus propias filas y por su gabinete tras los múltiples escándalos en los que se vio involucrado y afirmó que no está entre sus planes causar problemas. Al menos, en el Parlamento. Pero escribirá artículos provocativos, dará discursos interesantes, ganará mucho dinero. De esto no tienen duda los analistas, que saben que tener en el currículum haber sido primer ministro británico, independientemente de cómo lo hiciera o de cómo fuera su salida, le abrirá puertas importantes , como las de la academia, la empresa privada, el mundo de las finanzas e incluso el de la prensa, con varios medios, se especula, luchando en este momento por tener su firma en las columnas de opinión. Y es que aunque para los ministros es prohibido obtener ingresos fuera de su trabajo como tales, los diputados ‘de segunda’ sí pueden hacerlo. Cabe recordar que el diario ‘The Telegraph’ le pagaba a Johnson la friolera de 23.000 libras esterlinas al mes (casi 27.000 euros) por escribir sus opiniones en una columna semanal antes de que se mudara a Downing Street, y que ya entonces su caché por hablar en eventos corporativos era de seis cifras. No es de extrañar que con estos números se quejara de que su salario como primer ministro era bajo. Las editoriales también podrían estar peleando por Johnson. Al que fuera también alcalde de Londres le gusta escribir, y ha publicado varios libros Las editoriales también podrían estar peleando por su favor. Al que fuera también alcalde de Londres le gusta escribir, y ha publicado varios libros, incluyendo una biografía de Winston Churchill que se convirtió en bestseller. También tiene pendiente uno sobre Shakespeare que estaba previsto que viera la luz hace seis años y que podría retomar, sobre todo porque sus editores llevan años esperando tras firmar un contrato de medio millón. Mención aparte merecen sus memorias. Los agentes literarios contactados por la BBC pronostican que se le podría pagar «alrededor de un millón» de libras por un libro sobre sus tres años en el poder, lo que podría depararle beneficios financieros exponenciales si se le suma lo que muchos están dispuestos a ofrecer por su oratoria. Posible regreso Precisamente, como parte de esa grandilocuencia que tiene al hablar, en su último discurso como ‘premier’ Johnson utilizó otra metáfora que, aunque corta, no pasó desapercibida. «Y como Cincinnatus, vuelvo a mi arado», dijo inmediatamente después de compararse con un cohete. Cincinnatus fue un dictador romano del que, se dice, ya que su figura está muy embellecida por la leyenda , abandonó su pequeña granja para rescatar a un ejército, misión que cumplió derrotando al enemigo en un solo día, y estuvo en Roma poco tiempo antes de volver a su arado, del que salió una segunda vez para volver a tomar el control del Estado romano tras las aspiraciones monárquicas de Espurio Melio. ¿Fue la mención de Cincinnatus una declaración velada sobre su intención de volver a luchar por una segunda parte en Downing Street? Solo el tiempo lo dirá, pero de momento, nadie se atreve a descartarlo . El amigo que habló con ‘The Guardian’ dijo que a Johnson «le gusta la idea de hacer un glorioso regreso» mientras que Edward Lister, un exasesor y jefe de gabinete, aseveró a Sky News que «quizá» podría volver en el futuro. «Nunca diría nunca» porque «con Boris Johnson, todo es posible».
Source: abc internacional