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El presidente de la petrolera rusa Lukoil fallece tras «caer por una ventana»

¿Qué lleva a una persona a saltar desde la sexta planta de un edificio y quitarse la vida? Miedo tras graves amenazas, quizás desesperación por una situación incontrolable. Puede que eso es lo que Ravil Maganov (Almetyevsk, 1954), presidente de Lukoil, la segunda petrolera más importante de Rusia, sintió minutos antes de precipitarse por la ventana de un hospital en Moscú. Sin embargo, en la Rusia de Vladímir Putin un aparente suicidio puede ser la tapadera de algo más. Este jueves, a las 7:00 de la mañana Ravil Maganov, de 67 años, murió tras saltar por la ventana del sexto piso del Hospital Clínico Central de Moscú. El mismo en el que el martes falleció tras una larga enfermedad el último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov. Según los medios estatales rusos, citando fuentes policiales anónimas, la muerte de Maganov estaba siendo tratada como un suicidio . Además, para justificarlo, señalaron que el presidente de Lukoil se encontraba ingresado en ese hospital –reservado para la élite rusa– por un problema cardiaco y que recientemente le habían diagnosticado una depresión. Todo cuadraba. Un hombre con problemas importantes de salud, que además sufre una enfermedad mental que lo hace más vulnerable, no aguanta la situación y decide quitarse la vida. Lo mismo dijeron sobre Yuri Voronov, jefe de una compañía naviera que contrata a Gazprom, el pasado mes de julio, cuando lo encontraron muerto en su piscina. Que sufría una fuerte depresión tras divorciarse de su mujer. La petrolera Lukoil confirmó la muerte de Maganov, pero no comentó cómo murió. «Lamentamos profundamente anunciar que Ravil Maganov, presidente de la junta directiva de Lukoil, falleció tras una enfermedad grave », dijo la petrolera en un comunicado. Sin embargo, las sospechas de que la muerte de Maganov fue intencionada se produjeron en el mismo momento en el que se conocía la noticia de su fallecimiento. No es la primera vez que una alto cargo de una petrolera rusa, ni de esta misma petrolera, muere en unas circunstancias más que extrañas. Y todas tienen un denominador común: contradecir las políticas de Putin. En contra de la invasión Hace algo menos de seis meses, cuando la invasión en Ucrania sorprendió al mundo, la petrolera rusa pidió abiertamente el fin de la guerra. A través de un comunicado, la petrolera defendió «el cese inmediato del conflicto armado» y apoyó «su resolución a través de un proceso de negociación por medios diplomáticos». Además, expresaba su «más profunda preocupación por los trágicos eventos en Ucrania» y su «sincera empatía por todas las víctimas afectadas por esta tragedia». Esta declaración, además de la citada «preocupación» por el devenir de la guerra, ponía de manifiesto el deseo de la empresa de proteger sus operaciones en el extranjero. Sobre todo, después de que decenas de miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos presionaran a la Administración de Joe Biden para la imposición de sanciones y el fin de la compra de petróleo. Esto afectaría a su red de más de 200 gasolineras con franquicias que tiene en EE.UU. También afectaría a la actividad en las filiales que la empresa tiene distribuidas en aproximadamente 30 países. Lukoil fue fundada a partir de activos petroleros estatales durante la desintegración de la URSS por Vagit Alekperov –cuarto hombre más rico de Rusia, según Forbes–. Alekperov dimitió el pasado mes de abril de su cargo como presidente del grupo tras haber sido incluido en una lista negra de personalidades rusas sancionadas por el Reino Unido. Lukoil es una de las pocas empresas energéticas importantes que no está bajo el control del Estado. El fallecido Maganov trabajó durante casi 30 años para la empresa que desde 2020 presidía. Tenía un hermano, Nail Maganov, que es también el jefe de otra compañía petrolera, Tatneft. Condecorado por Putin Antes de la guerra en Ucrania y sus críticas a la invasión, Maganov era un personaje bien considerado en las esferas del Kremlin. Tanto que en 2019 recibió, de las manos del propio Vladímir Putin , la Orden de Alexander Nevsky, una medalla otorgada a los funcionarios por 20 años o más de servicio altamente meritorio. Maganov es el último de una larga lista de oligarcas y personalidades rusas que tras mostrar su oposición a la guerra en Ucrania han muerto en extrañas circunstancias. Se trata del segundo alto ejecutivo de esta compañía petrolera que muere en los últimos meses, después de que Alexander Subbotin sufriera a primeros de mayo un paro cardíaco provocado tras una supuesta sesión con un chamán. Fue encontrado muerto en el sótano de una casa en Mytishchi, una ciudad al noreste de la capital, Moscú, según informó el medio de comunicación ruso TASS. Desde la llegada de Vladímir Putin al poder, la muerte de opositores o personas non gratas para el Kremiln ha sido una constante y una forma de demostración de poder. No todos han muerto en circunstancias que, aparentemente son naturales. Algunos han fallecido por la ingesta de algún veneno o sustancia tóxica, como el conocido caso del opositor Aleksandr Litvinenko, que murió en el año 2006 tras ser envenenado con polonio radiactivo . Otras, directamente, fueron violentas. Fue el caso del opositor Denis Voronenkov, (un ex miembro del Partido Comunista Ruso que comenzó a criticar duramente a Putin después de huir de Rusia en 2016), tiroteado a plena luz del día en las calles de Kiev en 2017.
Source: abc internacional

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