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Serbia y Kosovo abren otro frente de tensión en Europa

En la ciudad de Mitrovica aparecieron este jueves por la mañana pintadas en varios lugares con mensajes provocadores contra Kosovo: «No te preocupes. Aquí estamos. Te estamos esperando», incluyendo por primera vez la firma de una supuesta ‘Brigada del Norte’, defensora de los serbios. Los grafitis no están en lugares apartados sino que se exhiben en el paseo principal y en la entrada de los bares de esta ciudad que pertenece a Kosovo pero que está poblada por serbios y que es el epicentro de esta nueva erupción de tensiones entre Belgrado y su antigua provincia declarada independiente con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 460 Código APP La reunión de este jueves en Bruselas del primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, con el presidente de Serbia, Alexandar Vucic, intentaba desactivar un conflicto que podría contagiar a la ya inestable región de los Balcanes la guerra de Ucrania, como reconoció el mismo Josep Borrell, y terminó sin más acuerdo que volver a reunirse en los próximos días. Con Serbia apoyada por Rusia, que es su aliado histórico, y por China, que utiliza a este país como plataforma de penetración en la zona, y la OTAN instalada en Kosovo como fuerza de estabilización, cualquier pequeño incidente puede acabar teniendo consecuencias impredecibles. La reunión no ha logrado ningún avance según las primeras informaciones y Vucic convocó inmediatamente después a los representantes de la comunidad serbia de Kosovo para una reunión en Belgrado el domingo, sin duda para informarles sobre la ausencia de resultados y las posibilidades de que esta situación desemboque en un conflicto grave. La Unión Europea, que reconoce que la reunión de este jueves había sido forzada por «la gravedad de los acontecimientos sobre el terreno» había advertido el pasado domingo a las autoridades de Kosovo y Serbia del peligro que entraña la «retórica incendiaria» de sus líderes. Vucic acusó a los dirigentes kosovares de estar preparando la matanza de serbios del norte de Kosovo y Kurti respondió que en realidad la principal amenaza serían los supuestos planes de Belgrado para declararles la guerra. «Los políticos de alto nivel de las dos partes serán responsables de cualquier escalada que conduzca a un aumento de las tensiones y, potencialmente, de la violencia en la región. Ambas partes deben poner fin inmediatamente a las hostilidades mutuas y a las declaraciones peligrosas y actuar con responsabilidad». Esa «responsabilidad» que exige Bruselas tiene que ver con lo que sucedió cuando las autoridades kosovares pretendían obligar a los residentes serbios de Mitrovica a utilizar matrículas oficiales y documentos de identidad emitidos por las autoridades de Pristina, a las que se resisten a reconocer, y no las serbias como se les ha permitido hasta ahora. La medida entraba en vigor a primeros de agosto y los serbios contestaron bloqueando todas las carreteras de la zona a pesar de las advertencias de la fuerza de interposición de la OTAN. Finalmente se restableció la calma cuando los kosovares accedieron a aplazar la aplicación de la norma hasta el 1 de septiembre, así que quedan apenas dos semanas para este nuevo plazo y pocas opciones para acabar con la confrontación. La reunión de ayer entre Vucic y Kurti se celebró en presencia de Borrell, y su Representante Especial para la zona, el ex ministro de Exteriores eslovaco Miroslav Lajcak. También estuvo en parte de la reunión el Representante Especial de Estados Unidos para los Balcanes Occidentales, Gabriel Escobar. Estados Unidos es el principal aliado de Kosovo, donde cuenta con una de sus mayores bases militares en Europa. Vucic dijo al entrar que esperaba «algún tipo de solución, aunque soy bastante escéptico», como la mayoría de los residentes serbios de Kosovo que consideran que hay pocas esperanzas de progreso para superar este proceso de tensiones. Kurti había dicho la semana pasada que las «políticas agresivas» de Belgrado para respaldar a sus conciudadanos en esta crisis podrían convertirse en «un asalto contra Kosovo de una forma u otra». Provocaciones Por su parte, la primera ministra serbia, Ana Brnabic, había dicho por la mañana en una entrevista televisada que el objetivo de Kosovo es expulsar a los serbios de sus tierras. «Realmente creo que la paz se está discutiendo hoy en Bruselas y que los temas que están en la agenda, como las placas y los documentos de identidad, son esencialmente una provocación de Kurti y que tiene como fin un ataque físico y la expulsión de los serbios». Antes de esta reunión bajo la mediación de la UE, tanto el presidente serbio como el primer ministro de Kosovo se habían reunido por separado con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg , que pidió a los dos dirigentes que «participen de manera positiva y constructiva» en este intento de apaciguar las tensiones, puesto que el diálogo es «el único camino hacia una paz sostenible y una oportunidad para que Kosovo demuestre que es un actor responsable dentro de la comunidad euroatlántica». El secretario general reiteró el pleno compromiso de la OTAN con el mandato de mantenimiento de la paz en Kosovo que aplica desde 1999 la Fuerza de Kosovo de la OTAN (KFOR) que está formada por más de 3.700 soldados de 20 países aliados de la OTAN y 7 socios (España abandonó la KFOR porque no reconoce la independencia de Kosovo). Stoltenberg recordó a los dos dirigentes que «la neutralidad de la KFOR es fundamental para el éxito de su misión», pero al mismo tiempo «está lista para intervenir si se pone en peligro la estabilidad».
Source: abc internacional

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