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    Categories: Internacionales

Al rugido del cañón

El ‘cañoneo’ recíproco entre tropas rusas y ucranianas eleva su tono mientras que el movimiento de los frentes resulta parsimonioso. La maniobra ―combinación de fuego y movimiento―, especialmente en los aproximadamente 11.000 km2 que todavía controla Kiev en el óblast de Donetsk, cae mayormente del bando ruso. Éste progresa apuradamente hacia el oeste del Donbass con tres esfuerzos y objetivos principales (respectivamente y de norte a sur): Sloviansk, Bajmut y Prokovsk. El primero, como intermedio hacia el importante nudo ferroviario de Kramatorsk. El segundo, como principal encrucijada de carreteras en la zona. Y el tercero, próximo al límite entre los óblast de Donetsk y Dnipropetrovsk, como recurso para alejar el frente de la ciudad de Donetsk, así como flanqueo sur de los anteriores. Parece confirmarse la caída de Pisky (próximo al noroeste de Donetsk) en manos de las milicias prorrusas. Especialmente peligrosos son los bombardeos en el entorno de la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por las tropas rusas en la primera semana del conflicto. Que la autoría de tal ‘cañoneo’ sea objeto de acusaciones recíprocas no oculta el riesgo de una catástrofe de alcance planetario. La eficacia de los fuegos y acciones ucranianos se va incrementando como resultado de dos procesos de soporte a Ucrania. Uno es la creciente provisión de armas pesadas a cargo, principalmente, de EE. UU. y el Reino Unido. El otro es el programa de perfeccionamiento militar ucraniano, liderado por el Reino Unido, al que se han adherido, de momento, Dinamarca, Canadá, Finlandia, Países Bajos, Suecia, Noruega y, recientemente, Nueva Zelanda. Ello favorece acciones ofensivas, de alcance limitado, en la retaguardia rusa. Por ejemplo, en Crimea, la voladura, este martes, de un depósito de armas y municiones en Dzhankoy, o el ataque, hace una semana, contra la base aeronaval de Saky. Fueran hechos mediante misiles, drones o la acción saboteadora de fuerzas especiales y/o partisanos, esas «escenas» inciden fuertemente sobre la moral de las tropas. De extenderse, tal panorama obligará a Moscú a incrementar las medidas de seguridad en la Península. O, incluso, aunque sea temporalmente, a desplazar desde Sebastopol a Novorosiisk las funciones de principal base segura para la flota del mar Negro. SOBRE EL AUTOR pedro Pitarch El autor es teniente general retirado del Ejército de Tierra. Fue jefe del Eurocuerpo y de la Fuerza Terrestre y director general de Política de Defensa en el Gobierno de Zapatero. Ocupó la jefatura de la División de Estrategia y Cooperación Militar del Estado Mayor de la Defensa, así como de la División de Logística del Mando Supremo de la OTAN.
Source: abc internacional

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