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España encabeza la rebelión de países que rechaza el plan de la UE para ayudar a Alemania ante el posible corte de gas ruso

España se ha aliado con los Gobiernos de Portugal, Polonia, Chipre y Grecia en su rechazo a la propuesta de la Comisión Europea (CE) sobre la reducción del consumo de gas para aumentar las reservas y prevenir los efectos de un corte total del suministro ruso. Eso podría significar que el Ejecutivo comunitario se vería obligado a retirarla por falta de acuerdo en el Consejo de ministros de Energía que se celebra el martes en Bruselas. La propuesta, pensada para evitar un frenazo en la economía alemana en caso de que Vladímir Putin cerrase el grifo este invierno, necesita al menos el apoyo de una mayoría cualificada formada por 15 países que a su vez representen el 65 por ciento de la población de la UE, y puede ser bloqueada por una minoría de al menos cuatro países que sumen el 35 por ciento de la población. En estos momentos, fuentes diplomáticas reconocen que no está claro que haya suficientes votos en el Consejo para aprobarla. Noticia Relacionada estandar Si Bruselas teme que la inestabilidad de Italia se contagie a toda la Unión Europea Enrique Serbeto La Comisión apostaba por que Draghi se mantuviera el mayor tiempo posible Enfado comunitario El hecho de que sea una coalición de países del sur (a la que se suman Polonia y Hungría por razones políticas de desacuerdo con la CE ) hace que parezca una venganza contra Alemania y las exigencias de rigor financiero de los llamados ‘países frugales’ del Norte durante las crisis financieras. En todo caso, se trata de una posición muy mal vista desde las instituciones comunitarias, que esperaban en estos momentos que se hubiera mantenido la unidad de los europeos ante el chantaje del dictador ruso. Aunque en las declaraciones oficiales los portavoces de la CE piden calma mientras se desarrolla el debate político entre las capitales, la realidad es que el fracaso de este plan plantea una situación muy delicada. El portavoz de la presidenta Von der Leyen volvió a recordar que «sea cual sea la dependencia del gas ruso, a todos nos interesa definir una respuesta conjunta al desafío que tenemos que afrontar [el posible corte del suministro del gas ruso] porque las consecuencias serían fuertes e inmediatas y no solo afectarían al gas o a la calefacción de un país, sino al mercado único y a la economía de toda la UE». La rebelión azuzada por el Gobierno español ha ganado la simpatía de los países del Sur, aunque no de Italia, que es dependiente de Rusia . De hecho, el primer ministro en funciones, Mario Draghi , se ha encargado de aumentar el flujo desde Argelia para compensarlo. Para casi todos, el argumento en contra de la CE es que haya propuesto arrogarse la capacidad de decidir desde Bruselas la declaración de una situación de emergencia que convertiría en obligatorio el recorte del 15 por ciento del consumo industrial y en generación eléctrica. El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, declaró el lunes que la apuesta de Berlín para hacer frente a la posibilidad de que Putin decidiera dejarles sin gas en pleno invierno es la solidaridad europea. «Nos ayudaremos mutuamente con el suministro de gas», dijo el lunes durante una visita a la República Checa, para preparar un acuerdo para compartir las reservas en caso de que se produjese ese escenario catastrófico . Alemania ya tiene acuerdos similares con Austria y Dinamarca, y contaba con que las cosas entre los europeos serían diferentes esta vez de lo que fueron al principio de la pandemia de coronavirus, cuando el Gobierno alemán estaba entre los que impusieron medidas de prohibición de exportación de máscaras y equipos de protección para gran disgusto de Bruselas. Sin embargo, se ha encontrado con una respuesta hostil de un grupo de países encabezado por España y que sin duda complace extraordinariamente a Putin, cuyo objetivo es precisamente fomentar la división entre los europeos. Venganza En el caso de Polonia, a la larga batalla jurídica contra la CE que lleva a cabo su Gobierno nacionalpopulista le ha venido bien esta coyuntura que le permite mostrar su determinación a rechazar cualquier subordinación ante las instituciones comunitarias. Y sobre todo vengarse ante Alemania, que nunca escuchó sus advertencias contra la construcción del segundo gasoducto que ya no pasa por su territorio, que no se ha llegado a utilizar después de construido y es posible que no llegue a utilizarse nunca. En el caso de Hungría es todavía más sangrante para la imagen de la unidad europea, puesto que su ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, viajó a Moscú este jueves para pedir que le envíen más gas, desoyendo toda la política exterior de la UE, al tiempo que anunciaba una ley que prohibiría cualquier venta de este combustible a otro país europeo, algo que contradice las reglas más elementales del mercado interior. La CE ha dado a entender en este ambiente que los países pueden encontrar mucha flexibilidad en su propuesta y ha recordado que las dos últimas ocasiones en las que se ha utilizado el mecanismo legal de solidaridad que se plantea ahora, el artículo 122 del Tratado, fue precisamente para aprobar el procedimiento para que la CE financiase los ERTE durante la pandemia y para aprobar los fondos de recuperación ‘Next Generation’.
Source: abc internacional

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