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El presidente de la República italiana no acepta la dimisión de Draghi

Mario Draghi ha anunciado esta tarde a sus ministros que dimite como jefe de Gobierno y así se lo ha comunicado por la noche al presidente de la República, Sergio Mattarella. De momento, el jefe del Estado no ha aceptado la dimisión. Draghi acudirá el próximo miércoles al Parlamento para explicar los motivos de su dimisión. Hay por medio cinco días, que serán aprovechados para buscar una salida a la crisis. De momento, el expresidente del Banco Central Europeo se ha hartado de las luchas políticas y tensiones que han creado dentro del Gobierno de unidad nacional la Liga de Matteo Salvini y muy especial el Movimiento 5 Estrellas, y ha dicho basta. El factor desencadenante tras muchos días de tensión ha sido una votación en el Senado. El Movimiento 5 Estrellas, cumpliendo la amenaza anunciada en la noche del miércoles por su presidente, el exprimer ministro Giuseppe Conte, no participó en la tarde del jueves en el voto del Senado sobre el decreto del Gobierno Draghi con ayudas de 23.000 millones de euros a familias y empresas. Teniendo en cuenta que el Ejecutivo planteó también en la misma votación la moción de confianza al Gobierno de unidad nacional, la crisis de Gobierno fue un hecho, con la consecuencia política inmediata que Mario Draghi acudió al Palacio del Quirinal para mantener consultas con el presidente de la República, Mattarella. Después, Draghi reunió el Consejo de ministros en el Palacio Chigi y anunció al Gobierno: «Las votaciones de hoy en el Parlamento son muy significativas desde el punto de vista político. La mayoría de unidad nacional que ha apoyado a este Gobierno desde su creación ha dejado de existir. El pacto de confianza que subyace a la acción del gobierno ya no existe«. «En los últimos días -añadió Draghi- ha habido el máximo compromiso por mi parte para continuar por el camino común, tratando también de atender las necesidades que me han propuesto las fuerzas políticas. Como se desprende del debate y la votación de hoy en el Parlamento, este esfuerzo no fue suficiente». Draghi ha sido claro al explicar por qué el Gobierno de unidad nacional ha perdido con la votación de este jueves en el Senado la identidad original con la que fue constituido en febrero del 2021: «Desde mi discurso de toma de posesión en el Parlamento siempre he dicho que este Ejecutivo sólo saldría adelante si hubiera una clara perspectiva de poder llevar a cabo el programa de Gobierno sobre el que las fuerzas políticas habían votado su confianza. Esto fue fundamental para afrontar los retos de estos meses. Estas condiciones ya no existen».  Con la dimisión no aceptada de Draghi se abre una crisis con consecuencias imprevisibles, porque es difícil recomponer. Es una crisis de Gobierno, casi surrealista y con tintes tragicómicos. El país transalpino, que había logrado la estabilidad y crédito internacional gracias a un Gobierno de unidad nacional presidido por Mario Draghi, quien goza de la confianza del país, está a un paso de volver a las andadas de la inestabilidad, por una estrategia política irracional de los populistas del Movimiento 5 Estrellas. La ausencia del M5E en el voto fue una estratagema impuesta por el ala más extremista del Movimiento a Giuseppe Conte, una decisión muy difícil de entender para la opinión pública, en un momento de crisis económica por la inflación, la crisis energética y con una guerra en Europa. El M5E, que está en descomposición, sobre todo tras la escisión protagonizada por el ministro de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio, al que han seguido más de 60 parlamentarios, ve acercarse las elecciones y su esperanza, con la abstención de ayer, era recuperar votos y consenso. La crisis se ha abierto por una cuestión política y no por los números. El Gobierno tiene la mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado, sin contar con el M5E. En efecto, el decreto y la moción de confianza se aprobaron con 172 votos a favor y 39 en contra. Pero Mario Draghi, que había reiterado ya en varias ocasiones que no habrá otro Ejecutivo presidido por él ni aceptaría ser primer ministro sin el Movimiento 5 Estrellas, fue consecuente con sus palabras presentando la dimisión.  La abstención del M5E a la moción de confianza en el Senado es solo el último enfrentamiento entre Conte y Draghi, con una relación que nunca fue serena por falta de química entre ambos. En realidad, Giuseppe Conte, que en los últimos meses ha tenido un pie dentro del Gobierno y otro fuera para tener así mayor protagonismo y evitar la hemorragia de votos que sufre el M5E, ha tirado demasiado de la cuerda y en cierta forma le ha salido el tiro por la culata. Ante la presión del ala extrema del Movimiento, partidaria de la salida del Gobierno, Conte, que es abogado de profesión, propuso a Draghi que se abstendría en la votación del decreto y la moción de confianza, pero se mostró favorable a darle el apoyo del M5E hasta el final de la legislatura. Pero el expresidente del Banco Central Europeo, que no es amigo de componendas ni sigue ciertas sutilezas de la política italiana, no se prestó al juego. Entre otras cosas, porque de inmediato se le abrió a Draghio otro frente problemático con la Liga de Matteo Salvini, que también ha actuado muchas veces con un pie y otro fuera del Gobierno.  La estrategia de Giuseppe Conte fue aprovechada enseguida por Salvini y Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, único partido importante que hace oposición al Gobierno de unidad nacional. Tanto el secretario Salvini como Meloni han pedido la convocatoria inmediata de elecciones anticipadas, con la esperanza de obtener la mayoría parlamentaria que le dan las encuestas. Por su parte, Enrico Letta, secretario del PD, partido de referencia en la izquierda, quiere evitar las elecciones. «Ahora quedan cinco días de trabajo para que el Parlamento confirme su confianza en el Gobierno de Draghi e Italia salga lo antes posible del giro dramático en el que está entrando en estas horas».
Source: abc internacional

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