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    Categories: Internacionales

Entre operativa y política-ficción

La guerra ofrece dos dinámicas inversas: operativa y política. En el plano operativo, la situación es estacionaria. A pesar de los cruentos combates y bombardeos, así como de la pérdida de miles de vidas y del arrasamiento de infraestructuras y ciudades de Ucrania, eso se traduce ahora en mínimas ganancias territoriales rusas. Es una especie de ‘operación’ a cámara lenta.

En la última semana, el desarrollo bélico se ha concretado en combates puntuales, sin movimientos apreciables, tanto en la zona de Járkov, como en la de Izium, Zaporiyia y Jersón. Tampoco fructifican los intentos de las tropas rusas para, desde la zona de Popasna, progresar hacia el norte y envolver definitivamente el baluarte Severodonetsk-Lisichansk. Éste sigue constituyendo el centro de gravedad de la lucha en el Donbass. Hasta su caída, Rusia no podrá proclamar la «liberación de la República Popular de Lugansk». Por eso, Kiev, fiel a su táctica de retrasar y desgastar a las tropas rusas –como en Mariúpol–, desestimó el ultimátum ruso, del pasado miércoles, para la rendición de los combatientes ucranianos de la factoría Azot de Severodonetsk.

En el plano político, la dinámica es frenética. La Comisión, el viernes, de prisa y corriendo, ha recomendado al Consejo Europeo que, en su reunión de 23-24, otorgue a Ucrania el estatuto de candidato para su entrada en la UE. Ucrania es punto esencial de las agendas de las reuniones del G-7 (26-27) y la cumbre OTAN (29-30). Pero Ucrania, ni con mucho, se acerca a los criterios políticos, económicos y sociales (entre otros) exigibles para aspirar a la membresía europea. Esto no es política, sino política-ficción.

Las declaraciones de apoyo absoluto a Zelenski del trío Macron-Draghi-Scholz (con el rumano Iohannis de pegote) en Kiev no pasan de ser retórica que, seguramente, no será respaldada indefinidamente por las respectivas opiniones públicas. Si realmente se pretendiera apuntalar hasta el fin la pretensión de Kiev de recuperar todos los territorios ocupados por Rusia desde 2014, nos estaríamos condenando a sufrir una guerra interminable en nuestro continente. Y eso acabaría devorando la propia construcción europea y, previsiblemente, nos llevaría a las puertas de la III Guerra Mundial.
Source: abc internacional

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