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Ucrania confirma que las tropas rusas se retiran «rápidamente» de la zona de Kiev y Chernígov

Lo anunciado por el Ministerio de Defensa ruso el pasado 25 de marzo en cuanto a que las tropas rusas se concentrarán en adelante en la «liberación» del este de Ucrania, parece empezarse a materializarse. Así lo confirmó ayer el asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, quien aseguró que «con la rápida retirada de los rusos de Kiev y Chernígov (…) ahora su objetivo prioritario consiste en replegarse hacia el este y el sur».

Los medios ucranianos y las redes sociales mostraban el sábado vídeos de la llegada de unidades del Ejército a Irpín, Bucha y Hostomel, localidades abandonadas por las tropas rusas en su repliegue. Apocalípticas imágenes daban cuenta de la destrucción en esas tres ciudades dormitorio de la periferia noroeste de Kiev con sus calles atestadas de cadáveres de soldados y civiles.

Zapadores procedieron de inmediato al desminado del entorno. El Estado Mayor del Ejército ucraniano aseguró ayer en un comunicado que «antes de salir de Bucha, las fuerzas de ocupación rusas minaron edificios civiles, infraestructuras y otras áreas». El aeropuerto de Antónov, en Hostomel, también ha quedado vacío de fuerzas rusas. Fue ocupado desde el primer día de la invasión.

Por su parte, el gobernador de la región de Chernígov, Viacheslav Chaus, confirmó también que las fuerzas rusas «se retiran» de la zona de Chernígov, ciudad cercana a la frontera con Bielorrusia que ha quedado casi destruida y contabilizado casi 400 muertos y la misma cantidad de heridos. En la Central Nuclear de Chernóbil y en Slavútich, la ciudad en donde viven sus trabajadores, tampoco queda un solo soldado ruso.

Cambio de posiciones
Según el jefe de la Administración Militar Regional de Sumy, Dmitro Zhivitski, «las tropas rusas retiradas de las regiones de Kiev y Chernígov están siendo transferidas, no solo a Donbass, Járkov e Izyum, como se anunció en un principio, sino también a la región de Sumy». Una parte de esas fuerzas, aseguró Zhivitski, «están regresando a Rusia».

En toda esta nueva configuración de fuerzas, Izyum, situada al sureste de Járkov, juega un papel clave, ya que es la puerta de acceso a Donbass. Su control supone para los rusos cerrar el paso al Ejército ucraniano en su intento de no perder el este. Salvo su parte sur, Izyum está prácticamente en manos de las tropas rusas, que esperan un contraataque en cualquier momento y la llegada de refuerzos procedentes de la región rusa de Bélgorod, en donde el viernes fue atacado un almacén de combustible para aparentemente obstaculizar precisamente tal movimiento.

El consejero de la Presidencia de Ucrania, Oleksiy Arestóvich, estima que la intención inmediata de Rusia a día de hoy pasa por «tomar Mariúpol, embolsar a nuestras fuerzas en Donbass y afianzar sus posiciones en Jersón y Zaporiyia», provincias ocupadas en los primeros días de la invasión con tropas llegadas desde Crimea.

El pasado 25 de marzo, el viceministro de Defensa ruso, Serguéi Rudskói, anunció que las tropas rusas han «finalizado la primera fase de la operación especial» y se concentrarán a partir de ahora en la «liberación» de Donbass. El pasado martes, confirmó esa nueva estrategia el titular de ministerio, Serguéi Shoigu, subrayando que «el potencial de combate de las Fuerzas Armadas ucranianas se ha reducido (…) han sufrido daños significativos», lo que, según él, permitirá acometer los objetivos bélicos que Moscú se ha marcado para Donbass.

El martes, el viceministro de Defensa, Alexánder Fomín, afirmó que la decisión de «reducir drásticamente» las operaciones militares junto a Kiev y Chernígov pretende «aumentar la confianza mutua y crear las condiciones necesarias para nuevas negociaciones con el objetivo final de firmar un acuerdo» de paz con Ucrania.

Oportunidad «desaprovechada»
El oficial de la Inteligencia rusa y antiguo comandante en jefe de las fuerzas rebeldes de Donetsk, Ígor Strelkov, cuyo apellido real es Guirkin, se mostró el jueves durante una entrevista crítico con el cambio de estrategia. A su juicio, «se desaprovechó el momento climático propicio para tomar Kiev». Advirtió además de que las numerosas bajas sufridas por el Ejército ruso, las deserciones y el rechazo a combatir en Ucrania de muchos soldados rusos alistados con contratos temporales podrían poner en peligro la operación en Donbass. Strelkov declaró que «dado que Moscú niega el hecho de la guerra y no introduce la ley marcial, carece de mecanismos reales para obligar a cumplir sus contratos a los militares que no quieren luchar».

En la mañana del sábado, misiles de crucero rusos de largo alcance golpearon las ciudades ucranianas de Poltava, Kremenchug y Dnipró, informó el gobernador de Poltava, Dmitro Lunin. Fueron atacados depósitos de combustible. Lunin afirmó que se trata de «debilitar las capacidades de nuestro Ejército de cara a la ofensiva en Donbass (…) este es el objetivo que se ha marcado Putin para celebrar el 9 de mayo el Día de la Victoria», en la Plaza Roja de Moscú.
Source: abc internacional

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