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La UE no logra romper la falsa neutralidad de China con Ucrania

La Unión Europea le ha pedido a China que use su influencia para hacer que el autócrata ruso Vladímir Putin ponga fin a la guerra en Ucrania y también que se abstenga de ayudarle militarmente, pero la respuesta de los dirigentes de Pekín ha sido ambigua y distante. Después de una reunión formal por teleconferencia con el primer ministro chino, Li Keqiang, y el presidente, Xi Jinping, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha dicho que «China no puede cerrar los ojos ante las violaciones del derecho internacional de Rusia en Ucrania». Sin embargo, la nota oficial china tras la reunión afirma que «uno no debe tomar la medicina equivocada, o enfocarse en un solo aspecto del problema sin tener en cuenta el resto», porque Pekín atribuye el conflicto también «a las tensiones de seguridad regional en Europa que se han acumulado a lo largo de los años» y sostiene que cualquier solución debe «acomodar las preocupaciones legítimas de seguridad de todas las partes relevantes incluyendo a Rusia».

Aunque se trataba de una reunión bilateral prevista que debería haberse centrado en asuntos comerciales, que son el grueso de los intereses de ambas partes, la cuestión de la guerra de Ucrania y sus consecuencias ha acabado siendo el centro de las conversaciones que, según la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, han sido «sobrias», lo que quiere decir frías y complicadas.

De hecho, Von der Leyen ha reconocido las diferencias que se han puesto de manifiesto. «Hemos expresado claramente visiones opuestas, no es un asunto europeo, es un asunto global. Es una guerra. Son visiones opuestas, y hemos tenido una conversación franca y abierta. Pero esperamos que China asuma sus responsabilidades, sólo hay cinco miembros del Consejo de Seguridad permanente, y puede influir en que Rusia se retire. Y, al menos, si China no apoya las sanciones, esperamos que no las entorpezca. Y hemos sido muy claros en esto último».

Es verdad que la nota oficial china habla de que la UE y China son «dos grandes fuerzas globales, dos grandes mercados, dos grandes civilizaciones» que «deberían proporcionar al mundo factores estabilizadores», pero por ahora la UE está muy preocupada por el hecho de que las sanciones que ha impuesto a Rusia para intentar parar la guerra están teniendo también efectos negativos notables en la economía europea y podrían tener repercusiones graves en todo el mundo. China ha preferido mantener una mirada puramente pragmática hacia el asunto y prefiere intentar apropiarse del espacio que han dejado las empresas europeas, que han abandonado su actividad en el mercado ruso para ocupar su lugar.

Xi Jinping ha respondido a los interlocutores europeos que lo único que le interesa por ahora es «promover las conversaciones de paz» y ha dicho que China apoya «a su manera» los «esfuerzos para lograr una solución política del problema de Ucrania», que son «la única forma viable de evitar una escalada de las tensiones».

Intereses comerciales
La reunión llega después de un año difícil en las relaciones entre la UE y China que incluyen las críticas europeas por los abusos del régimen chino contra sus ciudadanos o el pulso que ha sostenido con algún país europeo que había tenido contactos comerciales con Taiwán, algo que para Pekin es intolerable. Nada de esto ha ayudado a que hubiera una sintonía armoniosa en esta reunión en un asunto como la invasión de Ucrania en el que, aunque la presidenta Von der Leyen ha dicho que es «una guerra no interesa a nadie», el régimen chino y la UE tienen intereses distintos.

Y no debería ser así dado que el intercambio con el mercado europeo supone el 13,7% del comercio chino, algo más que el que mantiene con Estados Unidos que es del 12%, mientras que Rusia representa apenas el 2,4%. La cuestión es si China va a preferir o no mantener este falso equilibrio cuando es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y podría decantar la situación en muchos aspectos. A juzgar por el comunicado de Pekin, la respuesta es que de momento no quiere que las cosas empeoren pero tampoco quiere sumarse a las sanciones europeas, algo que consideraría como «tomar como rehén al mundo entero, y hacer que la gente común alrededor del mundo sufra las consecuencias».
Source: abc internacional

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