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Biden ordena sanciones contra Rusia y aísla al Kremlin de los mercados financieros

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, denunció este martes 22 de febrero el inicio de la invasión rusa de Ucrania, «una violación flagrante del derecho internacional», y anunció una «primera ronda» de sanciones contra el régimen de Vladimir Putin, en la que ahondará si este último no da marcha atrás. Según dijo Biden en un discurso en la Casa Blanca, estas sanciones, que incluyen la esperada cancelación de un gasoducto del que depende en parte la economía rusa, serán más duras que las que EE.UU. y sus socios aprobaron tras la invasión y anexión de Crimea en 2014.

La Casa Blanca aísla primero a dos grandes instituciones financieras rusas (VEB y el banco militar), y la deuda soberana rusa y por tanto el Gobierno ruso quedan aislados de financiación occidental; se aplicarán sanciones contra jerarcas rusos y también sus familiares, y Washington ya trabaja con Alemania para la cancelación definitiva del gasoducto Nordstream II, en el que la empresa rusa Gazprom ya ha invertido 11.000 millones de dólares (9.700 millones de euros).

Biden destacó este martes que lo que ha hecho es «aislar al Gobierno de Rusia de la financiación occidental, ya no puede recaudar dinero de Occidente ni puede canjear su deuda en los mercados europeos». Esta semana se ahondará además en esas penalizaciones, pactadas con los socios europeos.

Además, el presidente Biden anunció un refuerzo de las tropas estadounidenses en las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania. «En respuesta a la admisión de Rusia de que no retirará sus fuerzas, autoricé movimientos adicionales de tropas y equipos estadounidenses, ya estacionados en Europa para reforzar a nuestros aliados bálticos», dijo el presidente.

Y añadió Biden: «Si Rusia va más lejos, las sanciones serán más duras. ¿Quién en el nombre de Dios se cree Putin que es para reconocer dos nuevos países dentro de otro país vecino?». Al presidente ruso le acusó Biden de «reescribir la historia» con sus reflexiones del lunes sobre Ucrania y el supuesto derecho ruso a invadirla.

Acuerdos rotos
La totalidad del Gobierno estadounidense se alineó el martes en la denuncia de la agresión rusa de la que la Casa Blanca llevaba meses advirtiendo. El jefe del Pentágono, Lloyd Austin, dijo que «la más reciente invasión» de Ucrania «es una amenaza contra la paz, la seguridad y la prosperidad de Ucrania». Austin hizo estas declaraciones al recibir en Washington al ministro de exteriores de Ucrania, Dmytrio Kuleba, quien también se vio con el jefe diplomático norteamericano, Antony Blinken.

La número dos del departamento de Estado, Wendy Sherman, que lleva semanas negociando con su contraparte rusa para tratar de evitar una invasión, denunció que el Kremlin no ha respetado los acuerdos de paz de Minsk, que se acordaron tras la invasión de 2014. «Rusia nunca cumplió uno solo, ni siquiera uno, de sus compromisos en los acuerdos de Minsk», dijo Sherman en unas declaraciones hechas por videoconferencia ante la OSCE. «Ahora Rusia ha mostrado al mundo sus verdaderas intenciones violando de nuevo la soberanía, la integridad territorial y las fronteras reconocidas internacionalmente de Ucrania», añadió Sherman.

En el Capitolio, demócratas y republicanos se unieron con pocas excepciones en la condena de Putin y el apoyo expreso a sanciones económicas por la vía urgente. El presidente de la comisión de Exteriores del Senado, el demócrata Bob Menéndez, dijo en la CNN que «hoy hay más tropas rusas en Ucrania que ayer». «Ya no hay dudas sobre si lo que hay es una invasión. Está claro que lo es. Creo que Occidente, EE.UU., tiene que dejarle muy claro a Putin que las consecuencias comienzan ahora», dijo el senador.

El lunes por la noche tras un discurso en que Putin anunció el reconocimiento de la independencia de las denominadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, Biden ya aprobó sanciones contra esas dos regiones separatistas. En aquel primer decreto de sanciones, Biden impidió nuevas inversiones en Donetsk y Lugansk; la importación de productos de ellas, o las transacciones financieras que tengan en ambas su destino o un punto de tránsito.

Entrada militar
Putin no sólo ha reconocido la independencia de las llamadas República Popular de Donetsk y de Lugansk, sino que en un decreto ha ordenado al ejército ruso que se encargue de «garantizar la paz en ellas», que según EE.UU. es un eufemismo para la invasión. Según el Gobierno ucraniano, hay tropas rusas en ambas desde hace ocho años, de tapado y sin que el Kremlin lo admitiera. Este mismo martes, el Senado ruso autorizó a Putin a movilizar tropas y el uso de la fuerza fuera de las fronteras de su país, es decir, en zona soberana ucraniana.

Biden habló tras el discurso de Putin con el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky, «para reafirmar el compromiso de EE.UU. con la soberanía y la integridad territorial» de ese país, según la Casa Blanca. «El presidente Biden reiteró que EE.UU. respondería rápida y decisivamente, al unísono con sus aliados y socios, a una mayor agresión rusa contra Ucrania», añadió la presidencia norteamericana en un comunicado.

El presidente estadounidense ha pactado esas sanciones con sus socios europeos, y ese mismo lunes habló de urgencia también con el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron.

Biden había prometido durante meses sanciones severas contra Rusia si Putin invadía Ucrania, incluida la cancelación del gasoducto, que iba a proveer a Europa de ese hidrocarburo con un considerable lucro para Moscú. Esta decisión, sin embargo, puede afectar a la demanda, y por lo tanto al precio, de los combustibles. En su discurso de este martes, Biden admitió, finalmente, que el riesgo para Occidente puede ser pagar más por esos materiales, y que «defender la libertad puede tener un precio, aunque sea pagar más en la gasolinera». También aclaró que tratará de que el precio de las sanciones en el suministro de energía lo paguen Rusia y los rusos.
Source: abc internacional

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